¿Nace una dictadura o muere una patria?
31.03.2016 16:21
Se ha dicho y comprobado que la historia de las naciones es cíclica. Es un patrón general. En la actualidad, la situación de todos los países es crítica. El más civilizado de todos los países tiene algún pequeño conflicto; pero puede decirse que algunos tienen la situación más grave presentada en décadas.
Ya se está hablando de América Latina, sin embargo, la crisis mundial está también afectando Europa desde hace varios años. Esta crisis está presentando un panorama muy parecido en cada país. Se diría que se estuvieran siguiendo patrones para llevar las naciones a una situación determinada.
Medio Oriente presentó una crisis que estalló con el movimiento llamado “Primavera Árabe”. Esto se debió a la inconformidad de la sociedad ante la desigualdad económica y social, la falta de libertades políticas y principalmente, a que dicha economía estaba fundamentada en el valor del petróleo, riqueza que representa los intereses de los grandes poderes del orbe.
En España se generó una crisis laboral y energética. Hubo manifestaciones que a estas fechas no han visto reales resultados. Ciertamente lo que se ha visto es que las manos que ostentan el poder, lo tienen tan aferrado que manipulan todo para lograr sus objetivos.
Esta misma situación se presentó en varios países de Latino América. Argentina acaba de pasar de un gobierno a otro. El presidente Macri está enfrentando una grave crisis que lo llevó a una devaluación de más del 50%. Su país está en desesperación debido a la elevación del costo de la vida.
Brasil no se queda atrás, su índice de corrupción está siendo acusado gravemente. Venezuela con su régimen casi dictatorial, sumida en la peor crisis económica de su historia, generando hambre, algo que no se esperaba en un país productor de petróleo.
Colombia, en un estado de angustia, al saber que Juan Manuel Santos aparentemente está haciendo tratos oscuros con las FARC. Una cosa es hacer pactos de paz, arreglos, y otra que el gobierno haga negociaciones a conveniencia. Un país no puede estar dominado por los carteles de la mafia, sin embargo, es el panorama colombiano.
Ante esto, queda la situación de México. Tal parece que los muertos de Ayotzinapa llamaron la atención internacional, y penosamente, ni siquiera la CIDH ha logrado esclarecer ese asunto. ¿Quién los mató, dónde están? Nadie sabe, nadie supo. Ante esto, surgen una interrogante más siniestra todavía: ¿Quién y por qué, está ocultando una masacre? ¿A quién cubren, a quién protegen? ¿Qué poderes superiores al derecho humano se están regocijando en la tragedia de tantas familias?
Vamos al caso de Veracruz. Un gobernador a quien se le atribuyen nexos con el narcotráfico, y desvío de fondos, enriquecimiento ilícito, o el término que aplique a saquear las arcas del estado. Sumamos a esto el escandalo actual de las violaciones en video, perpetradas por Juniors, hijos de personas relacionadas con la política y el gobierno veracruzanos.
Tabasco no se queda atrás. Tal parece que la mafia del poder tiene encadenadas las conciencias. Ediles municipales salientes que dejaron cuentas sin aclarar, mismas que fueron aprobadas por el congreso local.
El caso PEMEX, que atañe a todo el país: ¿cómo es posible que una empresa que ha mantenido al país entero, ha solventado sus deudas, sea declarada en quiebra? Entonces, ¿por qué una empresa en quiebra pide un préstamo internacional? Pensemos un poco. ¿Acaso es que los “nuevos dueños” de PEMEX, saben que no hay tal quiebra, y que habrá un boom petrolero en uno o dos años, cuando ya se hayan establecido en sus respectivos asientos? Tal pareciera que algo más turbio que el mismo oro negro empaña la visión de la economía mexicana.
PEMEX no quebró por disfuncional. Quebró porque tenía que pagar deudas generadas por terceros. Los beneficios de la empresa iban a parar directamente a la Federación, donde creyeron tener la gallina de los huevos de oro en sus manos. El negocio del petróleo era rentable, excepto porque las ganancias no llegaban a donde tenían que llegar. La mayor parte de toda esa riqueza iba a parar a cuentas personales. Lo acusado como falta de recursos evidentemente no es tal. Más bien, los recursos fueron malversados. Esto generó que se suspendieran las labores de mantenimiento a todas las instalaciones, con la consecuencia de severos accidentes. Entonces se acusa a la entonces paraestatal de negligencia.
No hay tal negligencia, en sí, ésto no parece más que un plan premeditado para quebrar a la empresa. Una vez declarada la quiebra y la insolvencia, se pondría prácticamente a remate, y ¿Quién tiene los medios para comprar una empresa de tal magnitud? ¡Los mismos que sustrajeron esos bienes!
Y el conflicto no se detiene ahí. También está la crisis de desempleo generada por los despidos masivos. Y ¿Qué es lo que la gente piensa? Que todas esas plazas “obsoletas” que se están cerrando, se abrirán de nuevo cuando llegue la plantilla de los “nuevos dueños” de PEMEX.
Comunidades completas donde había instalaciones de PEMEX, se están yendo a la quiebra. El petróleo SI afectaba a los no petroleros. Eran prestadores de servicios, restauranteros, cientos de empresarios que se iniciaron precisamente por la derrama económica petrolera, misma que ahora no es más que una creciente desolación tanto humana como emocional, ante el impacto brutal que representa la falta súbita de miles de trabajadores que buscan un nuevo empleo desesperadamente. Algunos iniciaron pequeños negocios, incluyendo ambulantaje, para poder sostener a sus familias, pero otros, con muchos menos recursos, están tan afectados, que la tasa de suicidio al menos en Tabasco, se ha incrementado en los dos últimos meses.
Ante la situación, se han visto manifestaciones en contra de los despidos de PEMEX. Lo mismo se espera con la CFE. Se suma la petición de que el presidente revoque las garantías individuales si así lo desea. ¿Qué augura esto? Tan simple como que los gobiernos saben que sus decisiones, su corrupción, los robos al tesoro de las naciones, tienen un precio: hambre y desesperación, y que las masas pueden levantarse de un momento a otro. Y volvemos al comentario del principio: la historia es cíclica, ¿viene una nueva revolución, o los amos del poder esperan ya una 3ª guerra mundial?
A todo esto, se anuncia una crisis económica mundial: Acuerdos de Basilea establecen el 1 de enero de 2018 como el día de la gran crisis económica mundial: la regulación bancaria y la selección-elección de candidatos a créditos y eliminación de clientes acreditados por posibilidad de insolvencia. Gran crisis de bancarrota mundial ante las deudas. Una gota más al vaso que está por derramarse.
Pregunta en el aire: ¿las manos que mecen la cuna del poder, llevaron al planeta entero a esta crisis? Muchos le llaman conspiracionismo, pero quienes leen entrelineas las noticias de los diarios mundiales, pueden notar ese critico patrón que va cerrando un circulo de terror para la humanidad, excepto para los que la están generando, enriqueciéndose del trabajo de miles de millones.