Ante la boleta: ¿y ahora qué hago?
05.06.2015 20:10
Los comicios de este domingo siete de junio son más que para elegir diputados federales, locales, presidentes municipales y nueve gobernadores, como dos mil cargos de elección popular en total.

Para muchos en la sociedad son un juicio no contra nuestro sistema político o electoral –que son diferentes- sino contra todos los partidos políticos en su conjunto y sin excepción.
El clima que nos transmiten los medios es de terror y debe de ubicarse en su justo lugar. Algunas zonas de Michoacán y Chiapas, y varias de Oaxaca y Guerrero están en la posibilidad de no celebrar elecciones, y aunque en los cuatro no se realizaran, el proceso sería válido y la Cámara se instalaría.
No es todo el electorado el que quiere actuar críticamente y hasta boicotear o abiertamente sabotear el proceso. Son dos segmentos muy claros. Uno, sectores corporativos muy específicos –la disidencia magisterial crecida ante la mediocridad del sindicato institucional y la falta de creatividad política gubernamental. Y dos, grupos de clase media y alta ilustrados, algunos de cuyos miembros cuestionan todo, desencantados de que no se ve cambio verdadero.
Ambos segmentos sociales es cierto que expresan un malestar social más amplio porque a 15 años de la alternancia democrática, no se ve un cambio real. Dos partidos de signo diferente nos han gobernado en esos 15 años y la situación del país sigue estancada.
Pero es necesario decirlo: no es solo ese estancamiento lo que enoja. El malestar actual retrata el repudio que cada vez más ciudadanos en la sociedad sienten por los partidos políticos y sus prácticas: corrupción en primer lugar, pero también falta de trabajo a favor de la gente y exceso de trabajo a favor de los políticos. Nulo trabajo de formación política entre las nuevas generaciones. Derroche por las grandes sumas de sus prerrogativas o altos salarios de sus legisladores mientras la población vive al día. Impunidad cuando cometen delitos y otras prácticas ante las cuales no hay defensa, porque los partidos son los únicos que a través de sus legisladores pueden cambiar las leyes y siempre las cambian a su favor antes que del ciudadano. Pareciera que vivimos en la partidocracia más que en la democracia.
Ese repudio es el suelo fértil para que el sector corporativo disidente magisterial llame a no votar y tenga simpatías y apoyos, que se extienden no a sus actos de boicot, sino de sabotaje de las elecciones. También ese repudio ha abierto la puerta a la opción de llamar a anular el voto, pues en efecto, sea como sea que se vote, y hasta con la abstención, siempre se beneficiaría a un partido y el repudio es por todos.
Ante eso ¿Qué hacer el domingo siete de junio?
Quienes tengan preferencia ancestral por un partido, intereses en él, o aún crean en ese partido, de seguro votarán por él. Y está bien, es su derecho.
Quienes entiendan la sutileza de nuestro sistema electoral, podrían votar por el opositor más fuerte al partido mayoritario en su distrito o estado, sabiendo que así lo debilitan y fortalecen a su opositor. El problema es el alto nivel de información que se requiere para aplicar esta opción. ¿Usted sabe qué partido es el mayoritario en su distrito, su estado?
Quienes se encuentren en ese sector inconforme por la falta de resultados de los partidos y sus prácticas de corrupción, derroche, complicidad, y hasta abierta a delincuencia, simplemente anularán su voto como forma de repudio a todos ¿o hay algún partido que se salve?
Lo que no debemos de olvidar, es el texto del Artículo 39 constitucional, que nos da el derecho a ejercer nuestro voto de la forma en que mejor lo pensemos, porque el voto es el vínculo entre el pueblo y el gobierno:
Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. (Subrayado del autor).
Y es ejercer el voto como uno lo razone mejor, u otras opciones que es mejor ni mencionarlas.
Contacto con el autor: j_esqueda8@hotmail.com