Campaña de desprestigio contra el Ejército

12.10.2014 20:48

Sería muy lamentable que algunos soldados hubieran matado a mansalva, a 22 o 23 personas, el pasado 30 de  julio, en Tlatlaya, Estado de México. Pero, aunque la versión se confirme, no puede servir para adjudicar al Ejército mexicano la autoría intelectual del multihomicidio.

Duele decirlo, pero se tiene qué hacer: en todos los Ejércitos del mundo hay malos elementos. El nuestro, tristemente, no es la excepción. El 1 de octubre pasado, la Procuraduría de Justicia Militar informó que durante los 10 primeros meses del presente año, sometió a proceso a 99 elementos, acusados de delitos graves como ocultamiento de cadáver, secuestro y tortura.

Una cosa es que algunas decenas o centenas de militares deshonren el uniforme y traicionen a la Patria, y otra, muy diferente, es que la Secretaría de la Defensa Nacional tenga como consigna violar los derechos humanos.

El Ejército está en las calles porque las policías federales, estatales y municipales no pueden con el paquete. Es más, la delincuencia organizada las ha infiltrado. Recuerden, por ejemplo, el caso de los federales que daban protección a los narcotraficantes y que mataron a tres de sus compañeros de corporación, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. El lunes 16 de julio de 2012, el portal de la CNN en Español difundió que Policía detenido por balacera en el aeropuerto del DF reconoce traición. Su nombre es Bogard Felipe Lugo de León.

Pero no vayamos más lejos: PERIODISMO LIBRE publicó que el senador del PAN, José María Martínez Martínez, declaró que  México es el tercer país con más policías; pero es de los más inseguros . Los soldados están en las calles no porque les guste, sino porque es necesaria su presencia y actividad.

Si nos lamentamos por el sacrificio de un perrito como Excálibur, que no supo ser tratado por las autoridades sanitarias españolas que atienden el problema del ébola, más lo hacemos cada vez que muere un semejante nuestro.

Pero no es lo mismo tener la honestidad de reconocer que hay malos soldados, que aprovechan su poder para cometer crímenes, que decir que todo el Ejército mexicano, compuesto por alrededor de 125 mil hombres, se dedica a violar los derechos humanos. Esto último cae en una verdadera -y ya muy larga- campaña de desprestigio.