Clasificación de artefactos sonoros mexicanos
Por Roberto Velázquez Cabrera.
Especialistas en instrumentos musicales, incluidos varios interesados en museos como Miguel Zenker, me han preguntado sobre los sistemas de clasificación existentes para ser utilizados en el caso de los artefactos sonoros mexicanos y del resto de América.
Les he comentado que en los sistemas conocidos no han incluido ni siquiera los antiguos que se han recuperado y se han difundido abiertamente.
Les he sugerido que lo primero a realizar es analizar formalmente y caracterizar a fondo los bienes sonoros que existen en cada museo, colección y exploración de América, para hacer una taxonomía organológica sonora de ellos. Si requieren poner una clave en un catálogo, pueden asignar un número consecutivo, mientras no se establezca primero su clasificación, para la colección de su museo o de su país.
Hasta las designaciones que se utilizan provienen de Europa, como los de silbato, flauta, etc. Ni siquiera se conocen los nombres locales correspondientes, en todos los idiomas mexicanos y del resto de América.
Los primeros investigadores que plantearon sistemas de clasificación universales de instrumentos musicales, lo hicieron sin conocer siquiera los que se habían descubierto y publicado en su época. Por ello, no pueden utilizarse para clasificar bien los existentes.
En México, el Museo Nacional fue creado en 1825, pero no se conocen publicaciones de los instrumentos musicales que tenían resguardados. Las primeras publicaciones locales de flautas mexicanas son de principios del siglo pasado como una de Daniel Castañeda (1), pero no eran muy conocidas por los investigadores del extranjero. Aun ahora, no se conocen mucho. Ni siquiera se sabe su localización actual.
Los diagramas abiertos sobre sistemas universales de clasificación encontrados son sólo de instrumentos musicales y son muy generales.
Muchos artefactos sonoros mexicanos, ni siquiera son musicales y no son muy conocidos ni estudiados con profundidad. Los artefactos sonoros antiguos recuperados se encuentran resguardados en bodegas y vitrinas de muchos museos, colecciónes y exploraciones.
Es posible analizar y comentar un poco el sistema que más se ha usado para clasificar los instrumentos musicales, el de Hornbostel-Sachs (H-S) (2) de 1914, aunque existen otros. Los más antiguos se usaron en China, desde el Siglo IV AD, hasta el Siglo IV DC y se clasificaron en función del material.
La clasificación original de H-S se divide en 4 grandes ramas: 1 Audiófonos, 2. Membranófonos, 3 Cordófonos y 4 Aerófonos.
Para no escribir un documento muy largo, es posible analizar en general la rama primaria 4 Aerófonos, porque son de los más numerosos rescatados en México, ya que existen cientos de miles de ellos.
Sobre los materiales considerados (metal, madera, etc.), no se incluye los de arcilla que son la gran mayoría en los del México Antiguo, ni los de otros materiales naturales.
En la rama 4 Aerófonos incluida en el sistema de H-B, no se incluye ninguno de México. De América del Sur se incluyen sólo 3 casos ( en negritas) (dentro de 4.2 viento, 4.21.112 juegos de flautas longitudinales (Zampoña) y 4.23 trompetas): silbato 4.21.112.2, panpipes (combinada) 4.21.112.3 y tubos trasversales 4.23.112.1
Existen familias de resonadores locales que ni siquiera se incluyen en esa clasificación, como los singulares generadores de ruido mexicanos y otros como los de membrana y los de obturadores de ranuras y los labiales, que ya se han presentado en foros internacionales.
Algunos investigadores han dicho que los instrumentos no considerados podrían incluirse en el sistemas de H-S, pero no lo han hecho bien, ni lo pueden hacer, porque nadie conoce ni siquiera todos los que se han recuperado, menos, los que siguen enterrados.
Sólo se conoce una publicación que incluye comentarios sobre el sistema de H-B, de Jorge Dájer (compositor finado) (3), pero no son muy detallados, aunque dijo que no es adecuado por los pocos niveles clasificatorios considerados. Para incluir los instrumentos conocidos, se requiere mayor cantidad de niveles y números o claves y no se previó cómo incluir los que pertenecen a varias ramas o subramas, como las sonajas con silbatos y muchos otros.
Un investigador conocido que hizo una revisión reciente (K-Rev) del sistema H-S y publicó una propuesta de clasificación es Roderick Knight (4).
Para ello, consultó a varios autores y me pidió información publicada por Marcela del Río (5) y José Luis Franco (6). La ayuda brindada fue reconocida en su escrito que me envió y fue publicado en The Galphin Society Journal, en 2016.
Para los AERÓFONOS propone una clasificación que se muestra en la columna de la derecha de la Tabla 1:
Tabla 1. Revisión del H-S, por Roderic Knight.
Los silbatos no aparecen explícitamente en esa clasificación, aunque los de bisel o con filo en la boca sonora podrían incluirse en 21.1 Edge (flute) con todas las flautas, pero no se muestra la gran variedad recuperada de silbatos y flautas con bisel recuperada y otros resonadores especiales de esa tipología. En México, sólo esa tipología es de cientos de miles de artefactos de arcilla y otros materiales. Incluye los llamados 21.2 Chamber-duct, pero tampoco se contemplan todos los de su tipo conocidos, ya que sólo se incluyen DOS tipos: 21.21. Simple y 21.22. Vented. Flanco los llamó aerófonos de muelle de aire (por su analogía funcional con el resonador de Helmholtz) y yo los he designado como generadores de ruido (por el tipo de sonidos que generan) o Ehecatlchichti, en Náhuatl, en honor a Ehecatl (viento) aunque se usaban en zonas de varias culturas mexicanas.
Los instrumentos de lengüeta aparecen en otra rama secundaria 22 Reed. Las trompetas se incluyen como 23 Lip reed y en otra rama es A1 Ambient (free).
Dos generadores de ruido se muestran en dibujos, entre las 8 figuras incluidas en el artículo: uno es sobre el dog-whistle, dentro de la boca (que es muy similar a mi primer silbato de corcholata y que similar al corazón de todos los generadores de ruido mexicanos) y otro es un chamber-duct flute, de Franco (que se ha llamado clarinete maya) y un modelo de Susan Rawcliffe.
En ninguna clasificación analizada se incluyen fotos o dibujos de todos los instrumentos incluidos. Existen muy pocas radiografías o tomografías computarizadas de resonadores antiguos, que muestren su morfología interna.
Le comenté a Knight mi recomendación anteriormente mencionada, sobre la necesidad de analizar y caracterizar sistemáticamente todos los resonadores y otros artefactos sonoros antiguos existentes, para poder hacer una mejor propuesta de clasificación, pero ni siquiera es posible tener acceso directo a los que se resguardan en museos, colecciones y exploraciones. También le dije que los 21.2 Chamber-duct no son flautas y ni siquiera son instrumentos musicales, como los que generan ruido o sonidos similares a los de fenómenos de la naturaleza como el viento o onomatopéyicos como los rujidos de animales.
Varios investigadores han tenido acceso a cientos de instrumentos antiguos, como Francisa Zalaquett (7) y Vanessa Rodens (8) de los mayas, pero no han establecido clasificaciones abiertas detalladas de los que fueron analizados. Tampoco se ha publicado la caracterización detallada de ninguno de los instrumentos analizados, ya que la mayoría de los investigadores prefiere presentar muchos en las charlas y publicaciones. Por ello, principalmente se conocen presentaciones generales, que sirven de introducción, como una de Vanessa sobre los mayas (9). En las charlas, principalmente se muestran fotos, comentarios generarles y algunos sonidos de los instrumentos analizados, cuando mucho.
La mayoría, utiliza una gran parte de las presentaciones, para comentar sus esquemas de análisis, pero usualmente, no lo aplican a fondo en ningún instrumento.
Felipe Flores Dorantes y Lorenza Flores García publicaron un documento sobre 356 silbatos mayas que dicen analizaron, pero cometieron errores graves, que se comentan en un escrito del suscrito (10). Sólo publicaron datos detallados de un silbato. Para todos los silbatos se aplica sólo una clave de clasificación de H-S. Con una X se indica si tienen hoyos tonales o no.
Se localizó otra revisión del sistema de H-S, considerando principalmente instrumentos de Chile (11), aunque incluyó otros, ya que aspiran aplicarlo a toda América. En un Apéndice incluye una adaptación del sistema H-S que es muy detallado, pero en el documento sólo se incluyen 10 figuras con mucho texto (80 pp). De México sólo incluye la foto de un teponaztli (Fig. 7), por lo que no cubre los recuperados localmente. Incluye sólo una clave para en Aerófono de ruido (413.3) y muchos otros mexicanos no se muestran.
En México, los instrumentos que más se han estudiado, construido y tocado por la academia de profesionales, son los musicales que aún se usan y que vinieron de Europa o se mezclaron y sincretizaron con ellos, como los de cuerdas o los llamados de laudaría y las arpas.
Los artefactos sonoros antiguos, con muy pocas excepciones como las sonajas y los frotadores, ya no se tocan en las comunidades rurales y no se incluyen en las escuelas existentes. Muchos instrumentos etnológicos ya se están perdiendo.
En los libros de los investigadores sobre música mexicana, los artefactos sonoros antiguos no se analizan a fondo, cuando mucho incluyen algunas fotos con comentarios generales, aunque ya existen investigadores locales que empezaron a estudiar los artefactos sonoros antiguos con mayor profundidad, como Gonzalo Alejandro Sánchez Santiago. En su tesis doctoral, que es la primera de ese nivel de un investigador nacional, sobre las culturas musicales prehispánicas (12), describió los tipos de instrumentos de la zona de Oaxaca para cada periódo (Tabla 1 del Anexo 1), utilizando el sistema de H-B (a sugerencia de uno de sus tutores Adje Both), aunque sin usar la clave numérica del sistema Dewey, pero no pudo hacerlo con los artefactos sonoros no incluidos en esa clasificación, como las flautas (resonadores) poliglobulares y los silbatos (generadores de ruido) bucales.
He propuesto y ejemplificado que lo primero que hay que hacer es estudiar a fondo y con todas las técnicas disponibles, cada instrumento relevante recuperado, utilizando el enfoque de la Arqueociencia sonora, como se ha mostrado en la tesis virtual prohibida sobre la Ilmenita sonora olmeca (13). Por desgracia, no han surgido interesados institucionales en ayudar a estudiar más a fondo ese tipo de tesoros mexicanos, aunque son extraordinarios, milenarios y numerosos, ya que se han recatado cerca de 140,000 objetos similares de hace tres milenios. Ni siquiera se han incluido en un sistema de clasificación conocido.
Las presentaciones también ya pueden y deben ser sobre un tipo particular de instrumentos y sus sonidos, para mostrar algo más detallado y evitar o superar la superficialidad, como ya se ha hecho en algunas conferencias basadas en videos, como los del llamado silbato de la muerte (14), aunque los tiempos asignados limitan la profundidad y amplitud y en algunos casos no se interesan muchos en la información técnica resultante de los análisis. Algunos prefieren demostraciones lúdicas, como sucedió en la última presentación en el Museo del Palacio de Bellas Artes, lo que permitió mostrar ejemplos de sonidos ruidosos sigulares.
La clasificación adecuada de los artefactos sonoros mexicanos conocidos requiere considerar varios factores, por lo que su árbol taxonómico tiene ramas y subramas en un espacio mutidimensional, para incluir, el mecanismo sonoro, morfología, material, decoración, sonidos, etc. Ese tipo de topología arbólea multidimensional, ni siqueira puede mostarse ni visualizarse bien en un plano x-y, como en un papel o cartulina.
También hay que considerar los instrumentos que pertenecen a varios tipos de clasificación o los que son mixtos, lo que requiere incluir enlaces entre subramas.
Además, existen varias formas de excitar un instrumento. Hasta los silbatos más sencillos pueden generar diferentes tipos de sonidos, si se excitan en forma compleja o no tradicional. Sus efectos pueden ser de otra dimensión, ya que también, pueden generar efectos especiales, si se tocan dos o más sencillos silbatos globulares o tubulares al mismo tiempo, con resonadores similares en dimensión pero no iguales.
Las visiones y esquemas venidos del extranjero, como los musicales occidentales, no permiten analizar ni clasificar bien, los artefactos sonoros mexicanos con base a sus principales características distintivas reales, como los de su riqueza y variedad tímbrica. Ni siquiera, los sonidos de fenómenos de la naturaleza y los de animales u onomatopéyicos, se han clasificado bien, menos, los de los artefactos que los imitaban. Tampoco se han caracterizado y clasificado todos los demás sonidos que se generan y conocen.
El suscrito ha analizado directamente pocos artefactos sonoros antiguos, aunque se han construido y analizado más de 1000 modelo experimentales, pero no son suficientes para proponer una clasificación adecuada. Aún el árbol taxonómico de esos modelos experimentales es muy grande, como para ser incluido en un documento, en una lámina descriptiva o en una vitrina o mesa de una museo.
Como ejemplo ilustrativo, en la foto de arriba de la nota se muestra una pequeña parte de los cientos de modelos experientales SÓLO de la tipología de los generadores de ruido que están amontonados en una de las mesas de mi estudio de resonadores mexicanos. La variedad y diversidad morfológica, iconográfica y decorativa de algunos de esa tipología ruidosa singular, pueden mostrarse un poco mejor en la foto de abajo colocados en la alfombra del piso. Muchos son recreaciones inventadas, pero todos se inspiraron en los sistemas sonoros antiguos analizados para analizar hipótesis morfológicas y son muy efectivos acústicamente. Existen otros, incluyendo unos de metales preciosos y varios de mayores dimensiones:
La riqueza y variedad de los modelos de los llamados silbatos y flautas (resonadores globulares y tubulares) son mucho mayores, pero ni siquiera las fotos de ellos amontonados caben en una nota de un sitio de noticias. En un museo, requerirían una gran sala con muchas mesas y/o vitrinas, sólo para mostralas en bulto o museograficamente.
Para mostrar algo más de ellos sería necesario desarrollar sistemas especiales, aprovechando las tecnologías de la información disponibles, si no es posible hacerlo en museos reales, como en el ejemplo ilustrativo mostrado abiertamente sobre el Primer museo universal de sonidos mexicanos (sin texto ni voz, para usuarios de cualquier idioma o sin idioma) y la Primera clase universal sobre el llamado Silbato de la muerte (tembién sin texto ni voz), que ya han utilizados hasta por niños del extranjero.
Referencias
- Castañeda, Daniel. 1930. Las Flautas en la Civilizaciones Azteca y Tarasca. I. Civilización Azteca. "Música" Revista mexicana, S. A. Editora de Música Revista mexicana, No. 8.
- Von Erich M. v. Hornbostel und Curt Sachs. 1914. Systematik der Musikinstrumente. Zeitschrift für Ethnologie 46 (4-5):553-90. https://www.uni-bamberg.de/ppp/ethnomusikologie/HS-Systematik/HS-Systematik
- Dájer, Jorge. 1995. Los artefactos Sonoros Precolombinos, Desde su Descubrimiento en Michoacán, FONCA-ELA. México.
- Knight, Roderic. 2016. A New Look at Classification and Terminology for Musical Instruments. The Galpin Society Journal. Existe un documento en línea: https://www.oberlin.edu/faculty/rknight/Organology/KnightRev2015.pdf
- Del Rio, Marcela. 1962. Flautas de Muelle de aire, Entrevista a José Luis Franco. Excélsior, México, 14 de octubre. 1962.
- Franco, José Luis. 1971. Musical Instruments from Central Veracruz in Classic Times, Ancient Art of Veracruz, Exhibition Catalog of the Los Angeles County Museum of Natural History.
- Zalaquett, Francisca. 2012. https://www.youtube.com/watch?v=bxMTlICaD3A
- Rodens, Vanessa. 2008. Sonidos del pasado: investigaciones sobre la música maya.
- Rodens de Pozuelos, Vanessa. 2011 Un estudio arqueomusicológico de los verdaderos aerófonos procedentes del sistema cultural y natural de la Cuenca Mirador, Petén, Guatemala. (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 923-936. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital). https://www.asociaciontikal.com/pdf/75._Rodens.pdf
- Velázquez Cabrera, Roberto. 2001. Análisis virtual de silbatos mayas. https://tlapitzalli.com/rvelaz.geo/smayas1.html
- Pérez de Arce, José y Gili, Francisca. 2013. Clasificación Sachs-Hornbostel de instrumentos musicales: una revisión y aplicación desde la perspectiva americana. https://www.scielo.cl/pdf/rmusic/v67n219/art03.pdf
- Sánchez Santiago, Gonzalo A. 2016. LAS CULTURAS MUSICALES DEL OAXACA PREHISPÁNICO: UNA PERSPECTIVA DESDE LA ETAPA DE LAS ALDEAS HASTA LAS CIUDADESESTADO (1400 A.C.-1521. D.C.). Tesis doctoral IIE. UNAM. https://132.248.9.195/ptd2016/abril/094146817/Index.html
- Velázquez Cabrera, Roberto. 2013. Ilmenita sonora olmeca. https://tlapitzalli.com/tesisv/tesis_virtual.pdf
- Velázquez Cabrera Roberto. 2016. Sounds of the death. Ancient mexican wind whistles. 2016. https://www.periodismolibre.com.mx/news/sounds-of-the-dead-ancient-mexican-wind-whistles-resonators/ y https://www.periodismolibre.com.mx/news/history-of-death-whistle/
Actualización: 13/12/2016