Crisis política nacional
No sólo el gobierno federal enfrenta una crisis; también su aliado de izquierda, el PRD, donde su fundador, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, renunció a su militancia, porque no quiere compartir las decisiones de la dirigencia, "tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia, en las que no haya tenido cabida la autocrítica."
Cárdenas anunció que seguirá activo en la política mexicana, pero sin involucrase con partido alguno. Su prioridad será la de impulsar la creación de un Congreso Constituyente, que dote a México de una nueva Constitución.
El PRD seguirá bajo el control de Nueva Izquierda, una de las corrientes denunciadas por Cárdenas. Tal vez pierda fuerza electoral, pero a quienes lo regentean, Jesús Ortega Martínez, Jesús Zambreno y el presidente formal del Comité Ejecutivo Nacional, Carlos Navarrete, les seguirá representando poder, vía las posiciones plurinominales, en el Congreso de la Unión, en el Senado de la República, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y los Congresos locales; también, miles de millones de pesos, suministrados por el Instituto Nacional Electoral.
La crisis de credibilidad que enfrentan el gobierno federal priista y el PRD -en otra ocasión nos referiremos al achicamiento de los demás partidos- es un reflejo de la descomposición del actual sistema político-electoral, dominado por unos cuantos.
La salida de Cárdenas del PRD levantó, como era previsible, una ola de rumores sobre la deserción significativa de más perredistas. Pero eso no es el punto. Lo que seguramente habrá de acontecer, en el mediano plazo, es que los desencantados cancelen su militancia partidista y busquen las candidaturas independientes.
Al tiempo.