Demuestran con cifras el efecto manipulador de la televisión, en México

18.04.2015 13:35

Periodismo Libre da a conocer, en nota por separado, que el 76% de los mexicanos se informa de la política mediante la TV. Este dato se encuentra referido en el estudio “El estado actual de la cultura política de los mexicanos”, realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.

La investigación,  basada en la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (Encup), realizada por la Secretaría de Gobernación (Segob), refiere los siguientes datos concretos:

Medio utilizado
para obtener
información política
del país
Porcentaje
   
Televisión 76.1
Radio  9.0
Periódicos  5.3
Internet  4.7
Redes sociales  0.7
Revistas  0.08

La preponderancia abrumadora de la televisión ha dado como resultado las siguientes cifras, que merecen -por supuesto- ser valoradas con todo cuidado:

Cultura política en México
 
65% de los electores tiene poco interés en la política
7 de cada 10 mexicanos tienen nulo conocimiento de la vida política del país
1 de cada 2 están poco o nada satisfechos con la democracia en México

Sinteticemos la información: 7.6 de cada 10 mexicanos utilizan la televisión para informarse de la vida política del país; sin embargo, 7 de cada 10 tienen un nulo conocimiento de los acontecimientos políticos. Por lo tanto, la televisión no coadyuva a formar ciudadanos enterados, críticos, participativos, sino al revés:

65% de los electores tiene poco interés en la política.

50% de los votantes está poco o nada satisfecho con la democracia.

Conclusión: la televisión adormece la conciencia crítica de los ciudadanos. Actúa como una droga sobre ella. Tal es su poder, que incide de manera decisiva, en el ascenso y ocaso de los gobernantes.  Por ello, el sistema político es tan cuidadoso a la hora de adjudicar las concesiones de las cadenas televisivas. Sólo se las puede dejar a absolutos incondicionales, que no rompan las reglas legales y, sobre todo, como lo hacen los grupos delictivos, sus propios códigos "de honor".