El desprecio por la vida humana

Lo diremos claramente: la vida humana vale cero, tanto para el gobierno neoliberal como para la subversión denominada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

 

El primero está obcecado en imponer como sea sus reformas estructurales y, en este caso, la Educativa, que de educativa tiene muy poco, pues parte de un concepto materialista de la existencia. La segunda, se obstina en mantener el control sobre miles de mentores, para beneficio de unos cuantos líderes, y  en provocar la chispa que prenda el incendio de la subversión a nivel nacional.

 

Los altos funcionarios -cómodamente resguardados en sus oficinas- mueven a las fuerzas del orden cual si fueran piezas de ajedrez. Lo que les pase, no les preocupa. Les pasará a los elementos de la Policía Federal, de la Gendarmería, del Ejército... A ellos. A los uniformados. No a los secretarios de Despacho, subsecretarios, gobernadores, etcétera.

 

A los líderes de la CNTE -cómodamente resguardados en sus guaridas- tampoco les inquieta lo que pueda pasar con los mentores, a los cuales manipulan cual si fueran meros peones sobre el tablero de cuadros claros y negros. Es más, como en el ajedrez, los mandan al "sacrificio", para ver si le dan jaque al rey, a fin de ganar la partida e imponer el régimen estalinsta de esclavitud al país entero. La CNTE ya tiene un muerto, un "martir", un pretexto para radicalizar sus movilizaciones.

 

En tanto, en medio, quedan niños, padres de familia y docentes, atrapados entre dos fuerzas que dicen tener la razón, aunque sus respectivas "razones", partan de la sinrazón neoliberal (la del régimen) y de la sinrazón comunista (la de la CNTE).

 

Pobre México, tan cerca de los extremismos y tan lejos del modelo educativo de José Vasconcelos.