El establishment ordenó la salida de Videgaray
07.09.2016 15:12
Digámoslo claro: México no gana con la salida de Videgaray. ¿Por qué? Por las siguientes razones:

1. No está probado que el ahora ex secretario de Hacienda haya sido el promotor de la visita de Donald Trump a México, aunque su proclividad a todo lo "gringo" es de todos conocida. Lo cierto es que la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, dijo "no" a la invitación de Peña Nieto. La que será -seguramente- futura presidenta de Estados Unidos se enojó y marcó distancias con el gobierno mexicano.
2. Da lo mismo que Trump o Hillary lleguen a la Casa Blanca. Los dos practican la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto. El hecho de que Peña Nieto haya tenido que despedir a Videgaray no significará un cambio de rumbo en la política injerencista de Washington, con todo y que el mandatario mexicano haya lucido una corbata con los colores de la bandera yanqui al anunciar los relevos en Hacienda y Sedesol.
3. Lo que duele en el ánimo de este gobierno es el alejamiento de la señora Clinton. Tenerla distante puede significar ingobernabilidad en México. Peña y su gabinete (ya sin Videgaray) saben que cuando el oráculo de Washington ruge, muchas cosas pasan en territorio mexicano.
4. A pesar de los ajustes en Hacienda y Sedesol, la ciudadanía sabe -lo ve- que el presidente Peña es un jefe de Estado y de Gobierno, débil. Tanto, que según el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani (el mismo que fue contratado por el "perredista" Ebrard en su momento), fue quien calló a Peña Nieto cuando éste advertía a Trump que México no pagaría el muro fronterizo. (Giuliani, empleado, alguna vez, del "izquierdista" Ebrard, formó parte de la comitiva que el recalcitrante Trump trajo a Los Pinos)
5. En lo interno, la salida de Videgaray tampoco auspicia algo bueno. El rostro del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, durante la ceremonia de relevo, lo dijo todo: Peña evidenció que el "bueno" para el 2018 es Meade Kuribreña.
Ésta es la segunda vez que el propio Meade es secretario de Hacienda. A él tocó conducir las finanzas del país cuando el panista Felipe Calderón tuvo que preparar la entrega del poder al priista Peña Nieto.
Meade es gente del PRI-AN, el partido del establishment "estadounidense".
Por eso -y por mucho más, como dice alguna canción- México no gana con la salida de Videgaray.
No estamos diciendo que hubiera sido mejor que permaneciera en Hacienda. No. Lo que queremos significar es que el oráculo de Washington se está preparando para la sucesión aquí. Y jugará con dos cartas: Meade, del PRI y Margarita Zavala, del PAN. Al tiempo.