El nuevo 'tlatoani' priista prepara sus primeros sacrificios rituales
13.07.2016 13:11
El nuevo Tlatoani priista prepara ´sacrificios rituales', para reposicionarse con miras a la elección presidencial del 2018.
El nuevo Tlatoani priista prepara ´sacrificios rituales', para reposicionarse con miras a la elección presidencial del 2018.
El hombre del Presidente (o el hombre recomendado, por alguien o algunos al Presidente), Enrique Ochoa Reza, lanzó ayer una advertencia a los gobernadores priistas sobre los que pesan sospechas de enriquecimiento olícito y corrupción.
A Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz; a César Duarte, de Chihuahua y a Roberto Borge, de Quintana Roo, les mandó el siguiente aviso:
"Seremos exigentes para castigar los actos de corrupción de nuestros funcionarios y juzgaremos a los otros partidos por igual: @Enrique OchoaR."
La maniobra no debe de extrañar, porque el PRI está urgido de credibilidad para seguir mangoneando desde Los Pinos. Tras perder siete gubernaturas en junio pasado, sabe que su controlado "voto duro" le es insuficiente para instalar al sucesor de Enrique Peña Nieto en la silla presidencial.
Por ello, oportunista como siempre -igual que los demás partidos, hay qué decirlo- se apresta a montar nuevos espectáculos mediáticos, al estilo del que produjo cuando la caída en desgracia de la cacique magisterial, Elba Esther Gordillo, para embelezar a los votantes poco maduros que gustan, por lo mismo, de los sacrificios rituales tan característicos de la política mexicana.
Con ello, Peña Nieto, Ochoa Reza y la dirigencia priista tratarán de desviar la atención de otros asuntos tan importantes o más:
1. El agravamiento del conflicto magisterial.
2. La violencia descontrolada de los grupos criminales.
3. La crisis económica.
4. La devaluación del peso.
5. La débil política exterior, que no sabe cómo frenar al racista precandidato presidencial republicano, Donald Trump.
5. Su apuesta por la demócrata Hillary Clinton, quien tiene la mano igual de dura que su actual jefe, Barack Obama (el presidente de EU que más mexicanos ha deportado en la historia).
A todo lo anterior, Peña y compañía temen el crecimiento de dos panistas con notoria exposición a medios: Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala.
Y por si todo lo anterior fuera poco, tienen ante sí la cantada candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
Debido a todo lo anterior es factible pensar que Duarte de Ochoa, Borge y César Duarte sí serán llevados a la piedra de los sacrificios.
La cuestión de fondo radica, sin embargo, en la manera en que reaccionará esa parte del electorado que es altamente influenciable por el drama coyuntural. El PRI, por lo pronto, apuesta a que le dará carretadas de votos.
El nuevo Tlatoani priista prepara ´sacrificios rituales', para reposicionarse con miras a la elección presidencial del 2018.
El hombre del Presidente (o el hombre recomendado, por alguien o algunos al Presidente), Enrique Ochoa Reza, nuevo líder del PRI, lanzó ayer una advertencia a los gobernadores de su partido sobre los que pesan sospechas de enriquecimiento olícito y corrupción.
A Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz; a César Duarte, de Chihuahua y a Roberto Borge, de Quintana Roo, les mandó el siguiente aviso:
"Seremos exigentes para castigar los actos de corrupción de nuestros funcionarios y juzgaremos a los otros partidos por igual: @Enrique OchoaR."
La maniobra no debe de extrañar, porque el PRI está urgido de credibilidad para seguir mangoneando desde Los Pinos. Tras perder siete gubernaturas en junio pasado, sabe que su controlado "voto duro" le es insuficiente para instalar al sucesor de Enrique Peña Nieto en la silla presidencial.
Por ello, oportunista como siempre -igual que los demás partidos, hay qué decirlo- se apresta a montar nuevos espectáculos mediáticos, al estilo del que produjo cuando la caída en desgracia de la cacique magisterial, Elba Esther Gordillo, para embelezar a los votantes poco maduros que gustan, por lo mismo, de los sacrificios rituales tan característicos de la política mexicana.
Con ello, Peña Nieto, Ochoa Reza y la dirigencia priista tratarán de desviar la atención de otros asuntos tan importantes o más, como el de los gobernadores/dictadores:
1. El agravamiento del conflicto magisterial.
2. La violencia descontrolada de los grupos criminales.
3. La crisis económica.
4. La devaluación del peso.
5. La débil política exterior, que no sabe cómo frenar al racista precandidato presidencial republicano, Donald Trump.
5. Su apuesta por la demócrata Hillary Clinton, quien tiene la mano igual de dura que su ex jefe, Barack Obama (el presidente de EU que más mexicanos ha deportado en la historia).
A todo lo anterior, Peña y compañía temen el crecimiento de dos panistas con notoria exposición a medios: Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala.
Y por si todo lo anterior fuera poco, tienen ante sí la cantada candidatura de Andrés Manuel López Obrador, por el lado de Morena.
Debido a todo lo anterior es factible pensar que Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge y César Duarte sí serán llevados a la piedra de los sacrificios.
La cuestión de fondo radica, sin embargo, en la manera en cómo reaccionará esa parte del electorado que es altamente influenciable por el drama coyuntural.
El PRI, por lo pronto, apuesta a que la triada sacrifial le dará carretadas de votos.