El verdadero poder: la integridad
06.04.2015 17:04
Algunas personas subestiman el poder de la rectitud y la honestidad, porque se ve mal, es de “tontos” de “perdedores”, por el contrario estar en la cumbre es llegar muy alto, ostentar y subir más, es tener la capacidad de humillar porque estás por arriba de otros.
En los tiempos en lo que nos está tocando vivir no entendemos que no todo lo que brilla es oro. Hemos olvidado cuál es la verdadera esencia del ser humano, se nos ha olvidado que la persona no sólo es un nombre o un rol o posición, es la combinación de todo ello y más.
La importancia de una persona no la otorga el grupo al que pertenece ni los bienes materiales que posee, sino la forma cómo vive.
Varios hechos recientes parecen demostrarnos que algunos gobernantes de hoy no quieren llegar al poder para ayudar a su país sino para ayudarse a sí mismos. Otras personas que se encuentran en posiciones de poder o jerarquía se protegen aplastando a los demás, se sienten de castas especiales y ajenas al resto que ven como la muchedumbre.
Los que se encuentran en una posición de poder en su lugar de trabajo cuentan con recursos, personas a su servicio y con posibilidades pero no usan todo ello para lograr un bien común sino para protegerse en su posición y evitar que los demás lleguen y puedan arrebatarle lo que ha conseguido. Los verbos más gastados en los tiempos actuales son: usar y ostentar.
Qué equivocados estamos. Las personas debemos recordar que somos parte de una especie inteligente, de una familia, de una nación, de un colegio y que nuestros actos y nuestra forma de vivir los puede honrar o deshonrar.
La integridad es la cualidad de hacer lo correcto, lo que consideramos bien para nosotros y que no afecte los intereses de las demás personas.
Una persona integra es honrada, directa, apropiada, responsable, respetuosa, puntual, leal, pulcra, disciplinada, congruente y firme en sus acciones. Alguien integro es una persona en la que se puede confiar. Integridad es hacer lo correcto del modo correcto.
Si todos buscáramos ser íntegros, este país y cualquier otro sería distinto: los bienes y servicios serían de calidad, la mayoría de las personas alcanzarían la autorrealización y el progreso continuo del país sería una realidad.
Pero si es tan buena la integridad ¿por qué las personas no lo son? Tal vez porque creen que este camino es lento de alcanzar, porque otros llegan a obtener más sin honestidad, ¿será que somos un país de desesperados y efímeros? Muchas de las raíces de ello están en la educación que recibimos, deberíamos recibir una educación que nos mostrará el valor de la perseverancia, de la voluntad y del sentido de logro. Deberíamos ser educados para el trabajo en equipo y el bien común, para valorar las diferencias y trabajar en conjunto, para tener un buen juicio a través de un pensamiento analítico que nos permita dilucidar lo correcto.
Para que querríamos súper héroes si todos fuéramos íntegros, no necesitaríamos súper hombres o súper mujeres.
Necesitamos darnos cuenta que el egoísmo y el individualismo disfraza el éxito y el progreso. Hemos equivocado el camino y estamos sobrevalorando y aplaudiendo el egoísmo y la desigualdad al grado de segregar. Todos tenemos el derecho a vivir una buena vida, felices y plenos, cada uno de nosotros sabrá lo que le hará feliz, mientras tanto ¿por qué usted no prueba el estilo íntegro? Después de todo no creo que el resultado sea peor y sí, por el contrario se puede sorprender de los resultados, pasa como cuando uno le sonríe a otro y éste se ve obligado a devolverle una sonrisita. Si usted es honesto con el otro tal vez se le regrese y estaremos logrando el efecto que queremos.
Seamos Totalmente íntegros, después de todo nadie deseara perder a una persona confiable y leal.