Evaluación: desde el Presidente para abajo
La dictadura neoliberal que nos sojuzga ha dispuesto la evaluarer ón de todos los trabajadores calificados y de todos los profesionistas, con el pretexto de que sólo sean contratados quienes tengan el documento expedido por el CONOCER.
Está demás decir que dicha certificación cuesta.
La evaluación a los docentes que imparten clase en el sistema educativo público es otra especie de certificación.
La certificación y la evaluación son intrínsecamente buenas. Incluso, necesarias.
Lo malo radica en la manipulación de sus resultados; o en su aplicación discrecional.
¿A dónde queremos llegar? A que se apliquen a todos por igual. Comenzando por el Presidente de la República, el de la Cámara de Diputados, el de la de Senadores y el de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y así sucesivamente, a nivel federal, estatal y municipal.
Funcionario que salga reprobado, que sea debidamente capacitado y, en caso de volver a reprobar, que sea atendido -nuevamente- con interés y comedimiento.
Y reprueba una tercera vez, que sea transferido a otra área y si se niega, que sea despedido.
Si la evaluación va a ser el eje rector, que sea pareja: desde el Presidente hasta el más modesto servidor público.
¿No les parece?