Festejo, rodeado de militares
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El presidente de México, Enrique Peña Nieto, volvió a celebrar el inicio de la Revolución Mexicana, entre militares.
Bien escribe nuestro colega José Víctor Rodríguez Nájera aquí mismo, en Periodismo Libre:
Sin duda hoy en día, los mexicanos nos encontramos lejos tener este sentimiento de “unidad” que reclama el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de la Marina Armada de México.
Sin duda, y parafraseando al periodista citado, también nos encontramos ante un gobierno que sabe que es rechazado por la mayoria de los mexicanos. Y que -lo cual es peor- teme a la rechifla, a pesar de la gran capacidad de acarreo político que tiene conserva, aún, el PRI.
Pedir al presidente Peña que se desprenda de la imagen artificial que le han construido, muy fashion, y que dé la cara con un discurso sincero y humilde es "como pedirle peras al olmo".
Nunca escucharemos de sus labios un "reconozco que me he equivocado" y menos, un "pido perdón a los mexicanos", aunque sea de dientes para afuera, como lo hizo José López Portillo (qepd) en su último informe de gobierno, en 1982.
El presidente Peña sabe que ha hecho mal, que terminó de tracionar el espíritu del artículo 27 de la Constitución Política de 1917 o, dicho de otra manera, que concluyó la traición iniciada por su mentor, Carlos Salinas de Gortari.
Por eso "celebró", arropado por las fuerzas armadas, únicas que mantienen el respeto y la credibilidad en el Estado mexicano.