Franja Sur. El rostro del pueblo I PARTE
28.06.2016 12:15
Salieron, tomaron las calles e inundaron el centro de la Ciudad de México. Eran miles que ocuparon todo el Paseo de la Reforma y sus alrededores, pero, según periódicos capitalinos: “Morena declinó realizar un cálculo de los asistentes”, en cambio el político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador expresó que la cifra la dejaba a los medios de comunicación: ‘‘Que ellos calculen cuántos somos, que nos cuenten bien’’.
Una de las crónicas decía: “Desde el templete, la actriz Jesusa Rodríguez afirmó que colmaron todo Paseo de la Reforma –carriles centrales y laterales de la avenida, en ambos sentidos– y que su vista no alcanzaba a ver la retaguardia”.
Me refiero, claro, a la llamada Marcha del Silencio que encabezó el líder de Morena en apoyo a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ese sector al que muchos mexicanos condenan, arrastrados por la información deformada, torcida, manipulada de la mayoría de los medios de comunicación en el país.
“Son unos saqueadores”, “violentos”, sueltan con facilidad algunos, porque quizá no conocen la manera de actuar de los gobiernos, que utiliza infiltrados y esquiroles para violentar marchas, comercios, incluso, agredir a ciudadanos. Luego con la ayuda de los medios a sus servicios culpan a los manifestantes.
Es una práctica rancia que este escribidor sufrió en carne propia cuando radicó en Campeche y era dirigente del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), y que algún día les contaré.
Bien, el domingo pasado el gobierno Peñista debió medirle el agua a los camotes, como dice el pueblo popularmente, pues está demostrado que este régimen no camina bien y sus decisiones no son dignas de un partido que presume haber tomado los principios de la revolución mexicana.
La forma de gobernar del actual PRI se apega más al de los regímenes de la ultraderecha, vaya el PAN se quedó cortó con las medidas antipopulares instrumentadas en este sexenio por un gobierno federal que se despedaza en medio de sus políticas de humo que les ha querido vender a los mexicanos.
No es gratuito, pues, que algunos panistas recalcitrantes alcen la voz y pidan que no se negocie nada con los maestros y se pronuncian por dejar las reformas como están, esto es, que se privatice todo. No debe sorprendernos lo del PAN, ese es su sello, asombra que el PRI cada día retroceda abanderando políticas reaccionarias, contrarias a la revolución mexicana, por la que murieron millones de mexicanos.
Por eso, la inconformidad brota por todos los puntos del país debido a la imparable inseguridad, a despidos de trabajadores, al desempleo masivo, y, por si con esto no bastara, ahora el gobierno Peñista intenta despojar de su patrimonio al magisterio y trabajadores de la Salud.
Los maestros, médicos y enfermeras, muchos de ellos de edad madura, no salen a manifestarse a las calles porque les guste caminar o les agrade el sol, la lluvia o sólo por el placer de hacer escándalo, no, están protestando porque les quieren quitar el pan de la boca, lo más elemental en una familia. Ese es el punto.
Pero al parecer el gobierno Peñista quiere seguir jugando con fuego, no teme despertar al México bronco, cuando este país ya no da para más. En las calles hay desesperación de no pocas gente que anda con su currículum bajo el brazo y la angustia reflejada en el rostro, porque pasan los días y no pueden encontrar trabajo.
Por ejemplos, la reforma educativa y energética lo único que ha disparado son los despidos en Pemex y en el sector educativo y todavía faltan por venir las manifestaciones de los petroleros echados a la calle. Además, las empresas están sin contratos y los gobiernos estatales y municipales agonizan sin presupuestos.
Con esto demuestra el gobierno federal, a medio sexenio, que las dichosas y cacareadas reformas estructurales en México valieron para una pura y dos con sal. Los resultados positivos que supuestamente dejarían esos cambios constitucionales no se ven por ningún lado, pero los negativos ahí están ya manifestándose en las calles.
Todo esto por apostarle únicamente a la economía petrolera y abandonar el campo, la agricultura, el turismo, por ejemplo, pero la gallina de los huevos de oro dejó de poner, ya no da para más, y los “estadistas” al frente de los gobiernos, no saben cómo sacar al buey de la barranca.
Ellos, claro, hasta el momento están tranquilos, porque tienen el gasto corriente y quincenalmente obtienen sus sueldos para el sustento, pero millones de mexicanos rayan en la miseria. Este es uno de los riesgos.
No son pocos los académicos y gente pensante que por fortuna tiene este país, quienes han vaticinado un desastre para México de seguir la situación como está.
Por eso, el discurso de líder del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador tras termina la Marcha del Silencio aborda un tema que debería tomar en cuenta el régimen priista:
“El país ha entrado en un proceso preocupante y riesgoso, pero consideró que todavía hay tiempo para una transición ordenada y pacífica, que permita en 2018 al pueblo no sólo elegir a su próximo gobierno, sino la política que más convenga”.