Homenaje a Ma. Guadalupe Santa Cruz de la Mora

25.10.2015 14:33

Un día como hoy, 25 de octubre pero de 1932, nació una linda bebé, a la que pusieron por nombre Guadalupe, hija de don Esteban Santa Cruz Rodriguez (periodista y publicista) y de doña Guadalupe de la Mora Gutiérrez (profesora normalista).

Cuando la nena tenía 15 años ya ayudaba a su padre en la producción de la Revista Azul, que circulaba en Durango. Sus tareas eran diversas: corregir originales, supervisar fotografías y escribir artículos periodísticos.

Su adolescencia coincidió con la Segunda Guerra Mundial y entre sus más firmes recuerdos, están los de su padre, don Esteban Santa Cruz, revisando los mapas y siguiendo, desde territorio mexicano, el curso de la contienda, con todas sus batallas. Lupita, como ya era llamada desde entonces, era privilegiada, porque lo mismo recibía la versión oficial de los aliados, que los despachos de la agencia alemana Transocean.

Acabada la Secundaria, ingresó al Bachillerato, en el entonces Instituto Juárez, de la Atenas del Norte y gracias a sus excelentes calificaciones y a sus memorables discursos (fue subcampeona de oratoria), fue llamada para trabajar como reportera en El Sol de Durango. Fue así que vestida de colegiala se iba a cubrir las "fuentes" que le habían asignado. Pronto, supo lo que era ser periodista en el México postrevolucionario, el de las persecuciones y los atentados a los medios de comunicación.

La muerte de su padre, don Esteban Santa Cruz, la alejó de la carrera de Leyes y de Durango, para llevarla  a la ciudad de Aguascalientes, donde retomó su carrera como periodista, tanto en El Sol del Centro como en El Heraldo de Aguascalientes.

Su trabajo la hizo merecedora de una beca otorgada por la Organización de Naciones Unidas, que le permitió conocer -en 1963- los entramados de la política de los Estados Unidos. El viaje le sirvió para sufrir en carne propia la discriminación de la entonces clase dominante del vecino país del norte (similar en ideología y costumbres a Donald Trump- y ver cómo un cerrado grupo pseudoreligioso ejercía el poder sobre partidos políticos, bancos y medios de comunicación.

Esta reportera mexicana vio a través de la televisión cómo el gobernador de Alabama George Wallace amenazaba de muerte al presidente Kennedy y percibía cómo éste trataba de sortear las tempestades.

Ma. Guadalupe Santa Cruz de la Mora seguía avanzando en las lides periodísticas, pese al machismo imperante en todas las redacciones y al desprecio con que trataban a las informadoras en buena parte de las oficinas de gobierno.

Así,a mediados de los 60 fue colocada al frente de El Sol de Zacatecas, para ponerlo a flote, cosa que finalmente logró. Tal vez eso le valió para que el director de El Sol de Mediodía, don Salvador Borrego Escalante, la incorporara a la Redacción Central de la Cadena García Valseca.

La verticalidad de don Salvador lo alejó de México y, finalmente, de la Cadena García Valseca, que habría de ser entregada, a la postre, a Mario Vázquez Raña, muy cercano al entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, quien según vox populi, era el verdadero mandamás en la empresa, que dejó de ser nacionalista, para convertirse en vocera del castrismo y el allendismo.

Ma. Guadalupe Santa Cruz de la Mora tuvo que sobreponerse, entonces, ya no solo al machismo, sino a una abierta y muy agresiva persecución ideológica, por ser discípula de don Salvador Borrego Escalante.

La periodista -quien es mi mamá y mi primera maestra de periodismo- coordinó el trabajo de  El Sol de México el 2 de octubre de 1968; participó en la Redacción México 70 de la Cadena Valseca, que cubrió el Mundial de Futbol, por lo que es pionera del periodismo deportivo femenino en México; quedó en medio del tiroteo del 10 de junio de 1971 (aquel Jueves de Corpus); cubrió varias giras papales y fue Corresponsal de Guerra en El Salvador.

Fue colaboradora de las páginas editoriales de El Sol de México y El Heraldo de México y una de las plumas más fuertes de la Revista Impacto. Ella enfrentó junto a Luis Pazos y al Lic. Agustín Navarro Vázquez, (ya finado), la persecución del presidente Miguel de la Madrid contra esta publicación, que terminó siendo una cosa totalmente diferente a lo que fue en su origen. Sus ideas combativas enriquecieron decenas de otras publicaciones. Hoy, forma parte del cuerpo de articulistas de Periodismo Libre y de la revista Voces del Periodista, con el mismo entusiasmo con que trabajó en la Revista Azul.

Encañonada varias veces; sobornada inútilmente por décadas, hoy, Ma. Guadalupe Santa Cruz de la Mora es ejemplo viviente del limpio periodismo femenino mexicano. También, se mantiene como fiel discípula de don Salvador Borrego y de su Periodismo Trascendente. ¡Muchas felicidades, mamá!