La propaganda de los partidos esconde la peor de las hipocresías
05.04.2015 22:07
La propaganda político-electoral no tiene más recursos y se muestra tan descarnada, como es. Su falta patética de argumentos se oculta en cifras vacías:
- Entrega de cientos de patrullas.
- Renovación de miles de luminarias.
- Protección a miles de ancianos.
- Reparación de decenas de carreteras.
- Ayuda alimentaria a millones de pobres.
- Becas para cientos de madres solteras.
- Bla, bla, bla.
Esa propaganda, utiilzada por todos los partidos nacionales, esconde una tremenda hipocresía. ¿Dónde está el truco?
En lo siguiente: la numeralia es un simple soborno, aderezado con elogios y rostros sonrientes y optimistas, que soslaya que ninguno de esos partidos y ninguna de las instituciones públicas nacionales cumple con atender la raíz de los grandes problemas.
Digámoslo de otro manera: ¿para qué sirven más patrullas, si los policías siguen bajo el control de la delincuencia política y/o de la delinuencia organizada? ¿Para qué se gastan miles de millones de pesos en nuevas patrullas, si la impunidad sigue imperando en los cuarteles, los ministerios públicos y los juzgados?
Más preguntas: ¿por qué presumen de mejor alumbrado si no atacan las causas de la delincuencia, como la pobreza y la ya mencionada impunidad? Los asaltantes seguirán haciendo de las suyas, a pesar de las nuevas luminafrias. Dicen apoyar a cientos de madres solteras, cuando -por el otro lado- atentan contra la institución fundamental del Estado mexicano: la familia, con políticas criminales como la del aborto.
Presumen las reparaciones en las carreteras, pero no erradican a los grupos delincuenciales que las controlan; o a los manifestantes violentos que impiden la circulación a través de ellas.
Hacen gran alharaca con la ayuda a la gente que tiene hambre, pero mantienen el mismo modelo económico empobrecedor. Festejan la creación de más empleos, pero ocultan que, en su mayoría, están muy mal pagados.
Un electorado crítico, no criticón, es el que pone en la balanza todo lo que se ofrece y lo que no se ha hecho, o se ha hecho mal para, después, decidir qué hacer con su voto.
Es hora, pues, de engrosar las filas del electorado crítico, que es el que necesita nuestro México.