Las marchas, siempre circulan
Los gobiernos federal y de la Ciudad de México preparan medidas más severas para -dicen- combatir la contaminación ambiental. Lo que harán, como siempre, será afectar más a las clases pobres y medias. Los altos funcionarios, en cambio, seguirán con sus privilegios y solapando a los manifestantes que a diario provocan severos problemas de tránsito en la capital del país.
En el colmo del cinismo, el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ricardo Pacchiano Alamán, dijo que durante las contingencias se desplaza a bordo de alguno de los dos automóviles híbridos con que cuenta la Semarnat. Lo que no dice Pacchiano es que esos vehículos cuestan alrededor de medio millón de pesos y que muy pocos mexicanos tienen el dinero necesario para adquirirlos. ¡Cinismo puro!
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, por su parte, siempre tiene a su disposición un taxi eléctrico, cosa que para el común de los mortales es imposible.
Pasemos al tema de las manifestaciones. Según datos oficiales, al día se registran 20 marchas, plantones y bloqueos en la capital de la República. Nada nos dicen, sin embargo, de la contaminación que provocan. Ni de por qué las autoridades de la Ciudad de México los siguen permitiendo.
A los revoltosos, oportunistas y subversivos que animan a la mayoría de las manifestaciones, se la pasan consintiéndolos. A los automovilistas, en cambio, los afectan un día sí y el otro, también.
Lo peor de todo es que, en temporada de elecciones, los partidos políticos reciben millones de votos. La contaminación ha llegado a tales extremos que paraliza la conciencia crítica de las personas en lo que es la peor contaminación.