Mensaje paralelo y simultáneo al Presidente Peña Nieto
Señor Presidente: me dirijo a usted con el respeto que corresponde a su investidura. Usted es el Jefe del Estado mexicano y Jefe del Gobierno Federal. Usted, sea como haya sido, es quien encarna el Poder Ejecutivo Federal.
Hoy, usted dirige un mensaje a todos los mexicanos, con motivo de la primera mitad de su administración. Ha recordado hechos dolorosos como el de Iguala; también ha mencionado la fuga del "Chapo" Guzmán y los escándalos de corrupción que lo involucraron. Eso quiere decir que está consciente de ello.
Hoy, y usted lo ha dicho, México enfrenta una situación de desconfianza en lo interno, y de incertidumbre en lo externo.
Prometió lo siguiente: enfrentar los retos con determinación, justicia y respeto a los derechos humanos. Dijo que se continuará transformando a México, con transparencia y combate a la corrupción. Habló de promover el mercado interno.
Se oye bien, pero... usted ha dicho que eso se ha hecho en los primeros tres años de su gobierno. Señor Presidente: eso no es cierto. Usted lo sabe. El aparato de poder, todo, así lo sabe.
Esta afirmación suya nos hace desconfiar; seguir desconfiando. Si la segunda mitad de su gobierno será como la primera, nada bueno se podrá esperar.
Ofrece transformar a México con transparencia y combate a la corrupción. Pero no hubo transparencia en la investigación de su subordinado, el secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade. Lo que se dijo de la "Casa Blanca" y de la residencia de Malinalco, propiedad de su secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, fue incompleto.
Andrade no comtempló el antecedente del caso: la relación del gobierno del Estado de México, entonces a su cargo, licenciado Peña Nieto, con el Grupo HIGA. Tampoco quedó claro cuándo pagó Videgaray su deuda de Malinalco. ¿Fue ya como secretario de Hacienda?
Señor Presidente: todas las estadísticas dadas por usted, al estilo de todos los Presidentes de México, no pueden tapar el sol con un dedo.
Mejor desmárquese de los rituales liberales, ajenos a la idiosincracia mexicana, y póngase de parte del pueblo de México, que es su jefe. Usted es, solamente, el Primer Mandatario. Nada más.
No todo está mal. El Mecanismo Federal de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, funciona, y funciona bien. Las Fuerzas Armadas, en efecto, cumplen con su deber. Investigadores y científicos logran avances asombrosos, como el recién difundido tratamiento contra el cáncer de hueso, desarrollado en el Instituto Nacional de Rehabilitación. Es mucho lo bueno. Póngase al frente de todo eso.
Reconozca errores, enfrente a los grupos de poder; exhíbalos y desnude sus corruptelas. De esta manera, Señor Presidente, tendría usted el respaldo mayoritario de los mexicanos y podría -entonces sí- mover a México hacia el progreso espiritual y material, sustentado en los Sentimientos de la Nación, del generalísimo Morelos.
Hoy, sus invitados en Palacio Nacional, lo aplaudieron mucho. Era previsible. Sólo que los aplausos que más valen son los de los mexicanos anónimos. Cuando los tenga, cuando se los gane, sepa usted que -en efecto- va bien.
Atentamente
Jorge Santa Cruz