México, en el ojo del huracán
07.10.2015 10:55
No es novedad que nuestra Patria se encuentre absorbida por las fuerzas de la maldad. Pareciera ser que no hay salida.
Y hemos observado, a propósito de esto, desde tiempo atrás, que Vladimir Putin, Presidente de Rusia, actúa de manera ortodoxa, como nunca lo supimos y es el brazo fuerte en el que se apoya Siria.
La Siria victimada por el resto de los países del orbe, que la acusan de ser lo que son precisamente ellos: imperialistas, calificativo que les impuso el ex congresista norteamericano David Duke. Los nacionalistas necesitamos sacar de escena a los anarquistas, masones, asesinos, ¡todo de todo! No nos extrañe que muchos sean de origen israelí. Y son lo que son a la sombra de la ONU.
Sabemos que esto es más que una guerra fría; que el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, es un pillo y un asesino, como Lindon Baynes Johnson -el cual comisionó a la CIA para eliminar al Presidente legítimo y católico, John F. Kennedy, y con ello, saciar su ambición de poder.
Es innegable que Vladimir Putin fue jefe de la KGB, órgano represor soviético, a quien se atribuye la matanza de 40 millones de personas en la ex Unión Soviética; sin que se queden a la zaga Winston Churchill, Harry S. Truman y Franklyn Delano Roosevelt, en los exterminios de Lesa Humanidad que le dieron el triunfo a los aliados, en la II Guerra Mundial.
Putin manejó a la KGB, pero hasta ahora ha demostrado que es más líder y más estadista que Obama. Putin ha tenido mucho que ver en que en Rusia se hayan reconstruido templos ortodoxos derribados por el odio.
Los han levantado similares a lo que fueron. Pareciera ser que revivieran los valores cristianos.
Habemos todavía millones de mexicanos que no nos dejamos envolver por la teoría de la liberación netamente marxista, al estilo de Emilio Álvarez Icaza, funcionario de derechos humanos de la OEA, salido de Cencos. Muchísimos otros no hemos caído en las redes masónicas que atraparon pueblos y gobiernos, como el de Peña Nieto. Pero eso ocurre no solamente aquí, sino en decenas de naciones so pretexto de la democracia que nunca ha existido en México.
La Santísima Virgen por primera vez dijo que el mundo se salvaría si Rusia fuera consagrada a su sacratísimo Corazón Inmaculado.
La cuestión es que nadie llámese como se llame, puede matar a la Inmaculada Concepción, quien es Santa María de Guadalupe, vestida del sol y coronada de estrellas.
¡Y tampoco puede extinguir su maternal amor!
Hay, sí la hay, una salida. Aquí donde estamos, en el ojo del huracán, poseemos una visión clara y precisa del poder del Bien y del Amor.
Ajenos a sus errores y humanas limitaciones estamos a favor del rescate de Siria, de las maniobras de Vladimir Putin y condenamos -sin reservas- el bombardeo del hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán. Señor Obama, lo que hizo Estados Unidos al bombardear a doctores y enfermos inermes, tarde o temprano se le revertirá a usted. Donald Trump, aspirante a la Presidencia de su país, a quien nada le parece bien, excepto su gran "Yo" y sus riquezas, en sus declaraciones no condenó a Vladimir Putin.
La opinión mundial parece empezar a darse cuenta de que Masonería, Supremacía, Club del Té y cosas que se les acercan, son las responsables del actual estado del mundo.
¿Quién como Dios?