Silbatito de hoja de Don Rufino Rivera

24.09.2016 14:41

 

Por Roberto Velázquez Cabrera. 

Caminando por el pasaje de la Correspondencia de la Línea 5 Amarilla del METRO, entre las estaciones del Instituto del Petróleo y Autobuses del Norte, el pasado 22 de septiembre a mediodía, encontré casualmente a Don Rufino Rivera, adulto mayor del estado de Oaxaca, tocando un silbatito bucal de hoja de un árbol. Le pregunte si podía grabar una de sus piezas y amablemente me dijo que sí.

Ese silbatito se usaba en muchas comunidades rurales de nuestro país, como en mi ciudad natal Tequila Jalisco, pero ya casi no se toca, ni se escuchan sus sonidos.

Hace varios años otro anciano tocaba una hoja similar en el Zócalo de la CDMX, cerca del edificio con las oficinas principales del DF, pero yo no tenía con que grabar sus sonidos.

Es una gran fortuna haber encontrado a Don Rufino y poder grabar sonidos hermosos de su silbatito vegetal, con mi tableta Lenovo, que llevaba de casualidad. Muestra la gran habilidad para tocar piezas hermosas con algo tan común como una hoja de árbol, aunque no es fácil de ejecutar bien.

Es un ejemplo de la musicalidad de muchos oaxaqueños adultos que aman y mantienen sus gustos sonoros, hasta cuando tienen que migrar a las grandes ciudades.

Los jóvenes actuales ya no la conocen, si saben tocarla con mucha habilidad. La gran mayoría de los músicos contemporáneos, tampoco la conocen y en las escuelas no se enseña, aunque no tiene costo. Prefieren los instrumentos importados que son caros, sobre todo, los mejores profesionales.

Ese singular silbatito pertenece a la familia de resonadores bucales, pero funciona como membrana vibratoria colocada entre los labios y un poco estirada con cuatro dedos de las manos. Lo difícil es poder tocar melodías con una membrana, aparentemente tan sencilla.

Yo puedo tocarla pero no con la habilidad de Don Rufino. También puede tocarse con una membrana de plástico, como me lo mostró Ängel Mendoza, también oaxaqueño, pero ese material sintético es reciente.

Como tenía prisa para tomar un camión, para viajar a Cuautla Morelos, no pude platicar mucho con Don Rufino. Espero poder encontrarlo otro día para ampliar esta nota original y para mostrarle la nota con y los sonidos grabados. No pude preguntarle ni el tipo de hoja que usa. Nosotros usabamos las hojas suaves y resistentes, como las de un árbol de limones.

Es posible escuchar los sonidos grabados de la hojita (mp3) y aunque la pista grabada no es de mucha calidad, las frecuencias de los sonidos se muestran bien en un espectrograma:

La F0 de la pieza se genera en un rango aproximado de 900 a 1300 Hz ( o entre las notas musicales de  A5 + 40 cents a E6 - 24 cents, con A4 = 440 Hz), e incluyen 5 armónica muy claras. La armónicas son normales en los sonidos de  instrumentos musicales con membrana y en los fonemas de las vocalizaciones humanas y de varios animales mamiferos.

Los sonidos se ecuchan bien, porque su F0 se localiza en la parte baja del rango de mayor sesitividad auditiva humana (1 KHz - 6 KHz). 

Los sonidos de la hojita se escuchan como a 100 pasos de distancia, aun con el ruido de la gente que camina en cantidad por el pasaje, cuando ha llegado un tren del METRO. El ruido de los pasos y voces de la gente que se acerca de lejos, se escucha en el fondo de la grabación y se observa en la parte baja del espectrograma, como una neblina en color azul claro.

Don Rufino me autorizó para dar a conocer sus sonidos. Lo hago con gusto en Periodismo Libre (PL), de Jorge Santa Cruz, que es el único sitio de noticias que incluye una sección sobre Sonidos mexicanos, ahora bajo mi dirección y responsabilidad.

Es una suerte y muy agradable poder escribir una nota sobre ese extraordinario silbatito mexicano ejecutado por un maestro adulto de origen rural de Oaxaca, lo que le ayuda un poco a sobrevivir, generando sus hermosos sonidos.

Por desgracia, pudo observarse que muy pocos usuarios del METRO se paraban, para escucharlos o para darle unas monedas, tal vez porque llevamos prisa, al caminar por esa Correspondencia, aunque también se ve que casi todos son de origen humilde, como muchos obreros y otros empleados y algunos estudiantes del IPN, que queda muy cerca.

Pude escribir la nota durante el viaje en el camión. En la noche, la corregí en Cuautla y pude disfrutar los sonidos grabados, antes de dormir.

He tenido suerte en mis viajes a Cuautla, ya que en una madrugada de la primavera pasada pude escuchar y grabar un hermoso coro de muchos pájaros (mp3), que también se dieron a conocer en PL, como otra primicia de un intruso en el mundo del periodismo sonoro mexicano, aunque en esa ocasión llevaba mi grabadora portátil.

Es importante registrar esos hermosos sonidos mexicanos que se están perdiendo. La Fonoteca Nacional muestra en su sitio web algunas pistas sonoras cortas de "Sonidos en peligro de extinción", pero no han incluido los singulares registrados por el suscrito, aunque les he informado de ellos. Otras fonotecas nacionales, tampoco se han interesado en ellos, como las que registran sonidos etnológicos mexicanos de la CDI y la del INAH.

Tlapitzalli