Sociedad Punto Cero
17.11.2014 20:48
Iguala y el testimonio crucial de Ruth Zavaleta
Por José Víctor Rodríguez Nájera (*)
La privación ilegal de la libertad de 43 estudiantes en Guerrero podría dar un giro en las investigaciones luego que el titular de la secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) revelara que el comandante del 27/o batallón de infantería, José Rodríguez Pérez, con sede en Iguala, convivía con el matrimonio Abarca en el instante en que la policía municipal asesinaba a seis personas.
El general Salvador Cienfuegos Zepeda dejó claro que -el todavía responsable de este cuartel en Guerrero- “estuvo presente en el evento de la señora del DIF y que él, dijo, no vio nada en el evento; incluso se fue a su cuartel al terminar el festejo y aseguró que no pasó nada”, según reveló la legisladora Ruth Zavaleta (PVEM) a Sociedad Punto Cero.
Aquella noche del 26 de septiembre los policías de Iguala detonaban sus armas de fuego en contra de la sociedad civil, mientras que el coronel Rodríguez Pérez disfrutaba del festejo que ofrecía María de los Ángeles Pineda Villa en la plaza cívica, entonces directora del DIF municipal, hoy arraigada.
En el transcurso de este festejo fueron asesinados dos integrantes del equipo de futbol los “Avispones”, una mujer que viajaba en un taxi, un chofer de uno de los autobuses y tres estudiantes normalistas; además del secuestro de un grupo de 43 estudiantes de la normal “Isidro Burgos”.
Según otros legisladores que acudieron a esta reunión privada, los mandos del Ejército mexicano explicaron que los jóvenes no pidieron ayuda a quienes se encontraban en el cuartel, que dicho sea de paso, se ubica a menos de 700 metros de distancia con el lugar del primer ataque.
Por si fuera poco, el secretario de Estado les mostró fotografías y algunos videos, donde dejó constancia que los soldados tampoco escucharon disparos de arma de fuego, por lo que, agregó, los militares continuaron con sus actividades cotidianas.
Fue hasta que los soldados recibieron algunas llamadas telefónicas “anónimas” que advertían de gente armada, balazos e incluso heridos; por lo que detalló Cienfuegos Zepeda, los soldados telefonearon a los responsables de la policía estatal, quienes desmintieron las advertencias.
Esta versión provoca duda en el dicho del general Cienfuegos, tras saberse, ahora, que el encargado del cuartel convivía con el entonces presidente municipal, hoy preso, José Luis Abarca y su esposa, ya que es impensable que los militares hicieran las llamadas hasta la capital de Guerrero sin solicitar el permiso de su jefe, el coronel Rodríguez Pérez.
Más, aún, si el jefe del cuartel se encontraba con el edil ¿por qué no le preguntó directamente a él (José Luis Abarca) sobre un ataque en contra de ciudadanos?, o ¿cuál fue el motivo por lo que el jefe militar no sospechara de irregularidades de los esposos Abarca?
Las preguntas continúan: ¿por qué el destacamento militar no percibió colusión entre las autoridades con grupo de la delincuencia organizada?, lo fatal sería, sin conceder, que los propios militares fueron cooptados por los criminales, incluyendo a su jefe, por supuesto, el coronel Rodríguez Pérez.
(*) Periodista mexicano / @JoseVictor_Rdz