Son tiempos de cero impunidad
México tiene razón al exigir que el ataque a un grupo de turistas mexicanos en Egipto no quede impune. También la tienen, sin embargo, quienes demandan que ninguno de los crimenes cometidos en nuestro país quede sin castigo. Ni Tlatlaya, ni Ayotzinapa, ni el asesinato de militares o de policías. Ninguno.
Toda vida humana es igual de valiosa. Por ello, México debe dar ejemplo de justicia al castigar a quienes trafican con migrantes, con drogas, con armas, con órganos, con influencias.
Aplicar la ley de manera selectiva es malo, muy malo, porque hace que el Estado pierda su fuerza protectora, y las autoridades, su legitimidad. La doble moral nunca ha cabido en el mundo, y en México. Y ahora, menos.
Hoy, la clave radica en la genuina transparencia y rendición de cuentas; que el disrcurso pase a los hechos. No hacerlo, podría empujar al país por el sendero de simulación, la impunidad, la corrupción y el descrédito absoluto de las instituciones.
Que se castigue a los culpables en Egipto, sí.
Que se encarcele a los crimaales en México; también.
Los mexicanos estamos hartos de que se premie a los más sinvergüenzas. Eso, de ninguna manera puede seguir ocurriendo.