Turquía: entre la represalia extranjera y el autogolpe

15.07.2016 21:30
Por: Jorge Santa Cruz.
 
El 27 de junio pasado, el mundo supo que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió perdón al presidente ruso, Vladimir Putin, por el derribo de un SU-24, ocurrido siete meses antes. El incidente costó la vida al piloto.
 
La agencia rusa Sputnik transcribió algunos de los párrafos de la carta enviada por Erdogan a Putin:
 
"Asumiendo todos los riesgos y haciendo grandes esfuerzos, retiramos el cadáver del piloto ruso de las manos de la oposición siria, y lo trajimos a Turquía. Los pasos previos al funeral, se organizaron de conformidad con los procedimientos religiosos y militares".
 
"Nosotros llevamos a cabo todo este trabajo a un nivel digno de las relaciones ruso-turcas. Quiero reiterar mis profundas condolencias a la familia del fallecido piloto ruso y por eso pido perdón. Con todo mi corazón comparto su dolor. Percibimos la familia del piloto ruso como una familia turca. Con el fin de aliviar el sufrimiento y la gravedad de los daños causados, estamos listos para cualquier iniciativa".
Erdogan informó a Putin, en la misma carta, que el ciudadano turco al que se asocia con la muerte del piloto ruso, ya es investigado por la Justicia de su país.
 
También, manifestó su interés de recomponer la relación de Turquía con Rusia. Acercarse a Putin significa dar la razón a Moscú en el conflicto sirio. El Kremlin apoya abiertamente al presidente sirio, Bashar al Assad. Estados Unidos, Francia e Israel, por el contrario, desean acabar con el jefe de Estado sirio.
 
Si Erdogan se subordina a Putin, el conflicto en Siria podrían dar un giro de 180 grados.
 
Tal acercamiento de Erdogan con Putin pudo haber disgustado a las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, y que tienen como aliado estratégico en Medio Oriente a Israel.
 
Podría pensarse, entonces, que hay mano negra en el intento de golpe de Estado en Turquía.
 

Otra hipótesis

 
Es bien sabido que Erdogan es un fundamentalista que sueña con ser la cabeza de un califato  mundial. Su gobierno es autoritario.
 
Por ello, ha sido cómplice del grupo terrorista conocido como Estado Islámico (EI). Él ha dado la orden de comprarle petróleo.
 
Eso ha provocado molestias al interior de su régimen. 
 
La segunda hipótesis es que Erdogan haya provocado el golpe de Estado para deshacerse de sus enemigos internos.
 
Algo así como lo que permitió al entonces Rey Juan Carlos de España, el 23 de febrero de 1981, cuando se deshizo de los militares nacionalistas, contrarios al orden parlamentario.
 
Es necesario reconocer que las informaciones que nos llegan de Turquía son fragmentadas y confusas. Lo que nos dicen, hasta ahora, es que Erdogan contuvo el golpe y que los rebeldes no ofrecieron mucho resistencia.
 
Habrá que esperar, para profundizar en el análisis.
 
Ayer, el atentado en Niza.
 
Hoy, el golpe en Turquía.
 
¿Mañana? Quién sabe.