Obama se hace cómplice de los crímenes de los Castro

Por: Jorge Santa Cruz.

Lunes 21 de marzo de 2016.

Los Castro mintieron desde el prinipio y hoy, lo siguen haciendo. Tienen de cómplice declarado ni más ni menos que al presidente saliente de los Estados Unidos, Barack Obama.

El 7 de noviembre de 1959, cobijado por la espesura de la Sierra Maestra, un desilusionado fidelista renunciaba a seguir formando parte de la Revolución.

Su texto iba dirigido a. Dr. Fidel Castro Ruz, en su carácter de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario; de Presidente del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA); de presidente de la Comisión Nacional de Fomento al Turismo, y de Comandante Jefe de las Fuerzas Armadas.

El autor de la carta de renuncia era el 1er. Tte. Manuel F. Artime Buesa, 2do. Jefe de la Zona O-22 "Ciro Redondo" del INRA1. No habáin pasado ni 11 meses de la entrada triunfal de Fidel y su hermano Raúl  a La Habana. No había pasado ni un año del desplome del dictador Fulgencio Batista...

El desencato de Artime se colma cuando Fidel Castro traiciona a Hubert Matos:

Sólo sé que después de haber oído de sus labios el asunto de la carta de Trujillo en que se "alababa" a Hubert Matos, creo que Ud. es capaz de falsificar una carta con mi firma, confesando que he asaltado el Banco Nacional.

Pero quiero ser escueto, Comandante; después de la última reunión del I.N.R.A., en la cual oí de sus labios el plan completo para Comunizar a Cuba, muy poca fe me quedó en Ud.

Pero tratando mi cerebro de aferrarse a una última tabla, traté de disculparlo y me dije: "Esto lo hace para tranquilizar al ala roja", como antes pensaba: "De ésto, Fidel no sabe nada".

Pero ahora, después de la canallada que se le ha hecho a quien nunca estuvo conjurado con nadie, a quien siempre le planteó verticalmente y de frente el problema comunista, a quien Ud. mismo estimuló numerosas veces a mantenerse firme en su postura, a quien fue el héroe del cerco de acero a Santiago de Cuba, a quien se lanzó el mismo 10 de marzo a las calles de Manzanillo para condenar el cuartelazo vil, a quien con riesgo de su vida trajo las armas que hicieron  fracasar la cobarde ofensiva Batistiana, a quien le sobra dignidad y hombría como para dotar a todos sus Comandantes incondicionales, a quien es un Patriota, a Hubert Matos Benítez; después de ésto, yo creo Comandante Fidel, que el problema de Cuba no hay que plantearse  hasta qué punto hay infiltración comunista en este Gobierno Verde Olivo; sino hasta qué punto hay infiltración Verde Olivo en este Régimen Comunista2.

Artime da detalles de las primeras mentiras criminales de Fidel:

1. La promesa de tierras para los guajiros.

2. El respeto al comercio privado.

3. El respeto a la industria privada.

La complicidad de Obama, sin embargo, no es de extrañar. Es una continuación de la del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que benefició a los Castro Ruz desde la década de 1950.

Earl E.T. Smith fue embajador de los Estados Unidos en Cuba cuando los Castro tomaron el poder y describe con toda precisión en su libro titulado en español Cómo Eisenhower entregó Cuba a Castro Ruz (The Fourth Floor, traducido como El Cuarto Piso) como la burocracia del Departamento de Estado maniobró a favor de Fidel, de Raúl y demás revolucionarios, a pesar de que sabía de la filiación comunista del Movimiento 26 de Julio.

Smith escribe lo siguiente en una parte de su libro:

Ninguna fórmula para encontrar una solución sin Castro o Batista hubiera tenido éxito sin el apoyo de los Estados Unidods. Éstos ocupaban una posición dominante en Cuba. El prestigio y la influencia de los Estados Unidos, hasta el primero de enero de 1959, fueron importantísimos. Sólo los Estados Unidos hubieran podido dar una solución viable. Ningún grupo, salvo la Iglesia, tenía el valor suficiente de incurrir en la enemistad tanto de Castro como de Batista queriendo dar una solución sin el apoyo activo de Estados Unidos. La Iglesia intentó, una y otra vez, encontrar una solución pacífica, y una y otra vez tuvo la esperanza, que fue vana, de que los Estados Unidos darían su apoyo.

Sin embargo, la complejidad de los órganos gubernamentales de los Estados Unidos, la prensa y los miembros del Congreso, con sus acciones incomprensivas, contribuyeron en mucho para provocar la caída de la dictadura de Batista. Muchas personas influyentes del Departamento de Estado simpatizaban con lo que, a su parecer, era una revolución de masas que se producía en Cuba. Esas personas influyentes estaban dispuestas a correr el riesgo de provocar la caída de un dictador derechista para que tomara el poder un dictadorizquierdista. Dicha política no podía ser benéfica para los Estados Unidos.

En nuestra patria, hay un error general que los acontecimientos cubanos fueron provocados por el bajo nivel de vida y las desigualdades sociales. Los hechos desmienten esta creencia.

No fue sino hasta poco antes de que Batista huyera, que hablé con el subsecretario de Estado y no fue sino hasta el otoño de 1958 cuando fui entrevistado por el subsecretario auxiliar de Estado. Por lo que ´se, las decisiones las tomaba el secretario auxiliar de Estado para Asuntos Latinoamericanos3..."

El ex guerrillero mexicano Héctor Guillermo Robles Garnica describe en su libro Presos en la isla de la libertad. Guadalajara: la guerrilla olvidada, cómo el gobierno de Fidel Castro Ruz trató a un grupo de exiliados mexicanos en los años 70.

En 1973, el gobierno mexicano de Luis Echeverría Álvarez envió a La Habana a un grupo de ex guerrilleros que fue acogido por el régimen Castrista. Entrre los expulsados iba el ya mencionado Robles Garnica.

Tomemos algunos párrafos de su libro, ya citado:

A las fiestas del 26 de julio asintió una nutrida delegación de funcionarios mexicanos, y también Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa y alguno s más. Hablamos con los dirigentes del PCM; para lograr la consolidación del grupo les propusimos una reubicación en otro país, pues en Cuba nadie tenía interés al respecto. Me dijeron que lo estudiarían y que me harían llegar su respuesta. Nunca llegó

Siempre que alguien visitaba La Habana le preguntaba sobre algún mensaje de Arnoldo; entrevisté a varios; entre ellos a Pablo Gómez y a Othón Salazar, pero sin resultado. Envié algunas cartas a mi hermano Roberto, pero nunca le fueron entregadas.

En noviembre se presentó un nuevo responsable. Nos preguntó qué necesitábamos y nos pidió que le presentáramos una relación de cosas para cubrir nuestras necesidades más urgentes. Le contestamos que lo más importante era conocer nuestra situación legal en Cuba; replicó él era encargado de abastecer cosas personales y no de tratar asuntos políticos. Aun así, le dijimos que lo único que pedíamos era que tratara nuestro asunto ante el Ministerio del Interior. No hubo respuesta.

Éstas son las características de la burocracia socialista; cualquier empleado de ventanilla le da carpetazo a tu trámite; no importa de qué se trate ni quién sea el solicitante. Nunca se sabrá dónde se atoró el asunto. Jamás se sabrá si fue tratado y denegado por una autoridad competente o si fue incluso el propio ministro quien rechazó la petición. Sólo viviéndolo se puede comprender el significado de la palabra burocracia... y me tocó vivirlo durante muchos meses4

1 Manuel F. Artime. ¡Traición! Gritan 20,000 tumbas cubanas. (México: Jus. 1960)

2 Ibid., 14.

3 Earl T. Smith. Cómo Eisenhower entregó Cuba a Castro Ruz. (Venezuela: Edición Bolívar Siete. 2002).

4 Guillermo Robles Garnica. Presos en la Isla de la Libertad.