Poco probable que el alza de la tasa de interés tenga un efecto negativo en México

  • Probable que el peso mexicano se mantenga en 16.50 por dólar, durante el 2016.
  • Seguirán los bajos precios del petróleo.
 
 
El pasado 16 de diciembre, en línea con la expectativa de prácticamente todos los especialistas, la Reserva Federal (FED) decidió elevar su tasa de interés, después de transcurrir nueve años desde la última vez que el banco central estadounidense aumentó su tasas y siete años en los que la mantuvo en casi cero por ciento con el objetivo de estimular la economía después de la gran crisis que ha vivido Estados Unidos desde el 2008.
 
La decisión de la FED se apoyó en la percepción de que, si bien a un ritmo moderado, la economía se sigue expandiendo, como lo refleja la evolución de diversos indicadores, especialmente el dinamismo del mercado laboral. Aunque también se aprecia que el gasto de los hogares, la inversión fija y el mercado inmobiliario han mejorado su comportamiento en los últimos meses. En cuanto a la inflación, que es otro factor que influye de manera importante en la decisión de la política monetaria, la FED tiene la confianza de que en el mediano plazo converja hacia el objetivo del 2.0%, una vez que los efectos de la disminución de los precios de la energía y de las importaciones se diluya.
 
Después de haberse anunciado el alza de tasas en los Estados Unidos, los mercados se mantuvieron sin sobresaltos, contrario a lo que algunos especialistas anticipaban. Esto sugiere que el efecto del ajuste ya había sido descontado por el mercado, aunque lo que predominaba era la incertidumbre del momento en el que la FED tomaría finalmente una postura. El efecto en los mercados también se diluyó debido al tono en el que se dio el mensaje por parte de la FED, ya que a pesar de que anticipó más ajustes durante el año 2016, enfatizó que estos se determinarán bajo un análisis de las condiciones económicas en relación con los objetivos de pleno empleo y de una inflación de 2.0%.
 
Como también era esperado, el Banco de México, que modificó la fecha de su anuncio sobre la decisión de política monetaria para un día después de que la FED hiciera pública su postura monetaria, con el objetivo de tener más elementos y una reacción más oportuna, decidió incrementar también en un cuarto de punto porcentual el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día para ubicarla en 3.25%, después de mantenerla sin cambio desde junio del 2014.
 
Este aumento en la tasa corresponde al costo del financiamiento del Banco Central a los bancos, por lo que no necesariamente se trasladará a los créditos que se otorgan a hogares y empresas. El diferencial entre las tasas activas y pasivas permite al sistema bancario absorber el efecto del aumento, por lo que es poco probable que haya un efecto negativo en la economía del país. Por el contrario, la señal que envía el Banco Central generará más confianza en los mercados propiciando que el flujo de capitales se mantenga. Evidentemente esta es una señal positiva para la evolución del consumo y la inversión privada, que se han ido fortaleciendo como generadores del crecimiento. En el caso de la inversión privada, las cifras más recientes indican que en los primeros tres trimestres del año reporta un crecimiento anual de 7.3%.
 
Una vez reducida la incertidumbre de los mercados internacionales tras el inicio de la normalización de la política monetaria de los Estados Unidos, la actividad económica mundial podría entrar en una fase de moderada estabilidad incidiendo positivamente en el fortalecimiento de diversas monedas. En el caso del peso mexicano, con la respuesta del Banco de México, se reduce la posibilidad de un debilitamiento adicional de la moneda. La evolución del tipo de cambio después de la decisión sobre la política monetaria muestra una recuperación moderada: las cifras indican que el peso mexicano llegó a cotizarse por debajo de los 17 pesos por dólar, cuando a mediados de la semana pasada había estado cerca de los 18 pesos. Con esto es probable que durante el 2016 la paridad del peso mexicano se mantenga cerca de los 16.50 pesos por dólar. 
 
Una vez definida la política monetaria que prevalecerá en los próximos años, que contempla ajustes paulatinos en las tasas de interés, los agentes económicos tendrán la posibilidad de descontar anticipadamente cualquier efecto, reduciendo los momentos de volatilidad e incertidumbre.
 
En México, la estrategia para reducir al máximo la incertidumbre será sin duda, mantener la estabilidad macroeconómica, instrumentar de manera eficiente las reformas estructurales y propiciar mayores avances en materia de erradicación de la corrupción, impunidad e inseguridad. 
 
El escenario comienza a tomar forma para los próximos años en los que se tendrá que seguir haciendo frente a bajos precios del petróleo.