Por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado. (CEESP)
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El consenso entre los especialistas del sector privado, y ahora el del Banco de México, coinciden en que el ritmo de la actividad económica del país sigue siendo débil. Incluso, pese a que la mayoría de indicadores económicos ha mostrado una ligera mejora en su evolución, ya se perciben señales de que algunos comienzan a ver nuevamente una moderación en su ritmo de avance.

La situación sin duda se torna más compleja, y así lo indica el Banco de México quien recientemente también ajustó a la baja su pronóstico de avance del PIB para el 2015 al ubicarlo en un rango de 1.7% a 2.5%, después de que su estimación previa anticipaba un crecimiento de entre 2.0% y 3.0%. Llama la atención que el nivel máximo de su pronóstico es inferior al de los especialistas, señal de que no se anticipa un repunte importante en la segunda mitad del año. Ahora habrá que espera la opinión de la Secretaría de Hacienda, quien según lo previsto, deberá dar a conocer su expectativa de crecimiento el próximo 20 agosto cuando se dé a conocer el resultado del PIB del segundo trimestre del año.
La posibilidad de impulsar un mayor ritmo de avance de la economía mexicana aún no muestra señales claras de cuál podría ser su principal motor. El impulso proveniente del sector externo comienza a mermarse con el menor dinamismo que muestra la actividad productiva de los Estados Unidos, lo cual impacta directamente la producción manufacturera de nuestro país. Si bien el sector automotriz sigue siendo un apoyo importante, la exportación de bienes ajenos a este sector reportan resultados negativos. Para la segunda mitad el año, el tipo de cambio podría jugar un papel importante en la evolución del comercio exterior.

El mercado interno, por su parte, no da señales claras de que pueda repuntar en la segunda mitad del año, pese a los mejores resultados que muestran los indicadores disponibles de consumo. En este caso, resalta el ritmo de avance que mantienen los indicadores de ventas de la ANTAD, que indican que durante julio las ventas a tiendas iguales crecieron 6.8% anual en términos nominales. Asimismo, el índice de ventas al menudeo que elabora el INEGI, reportó un incremento anual de 5.0% real.
Sin embargo, dada la situación del mercado laboral, es complicado que se pueda observar un repunte del mercado interno en lo que resta del año.
Según las cifras que recién publicó el INEGI sobre los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al segundo trimestre del año la población ocupada del país sumó un total de 50.3 millones de personas, lo que significó un aumento de 512.2 mil respecto al cierre del 2014. Si bien este es un buen resultado después de la pérdida de poco más de 17 mil empleos en el primer trimestre del año, la calidad de los puestos de trabajo que se generaron parce no ser la que se requiere para que el ingreso de las familias mejore, y con esto se genere un mayor impulso del consumo.

La precarización del empleo y la imposibilidad de crear los suficientes puestos de trabajo, se refleja en al aumento de la necesidad real que tiene el país de puestos de trabajo de tiempo completo y mejor remunerados. En este contexto se aprecia que el concepto de Brecha Laboral, que refleja el total de esta necesidad de nuevos puestos de trabajo siguió aumentando, lo que deja clara la debilidad del mercado laboral.
Hay que recordar que el concepto de Brecha Laboral integra al total de población desocupada, subocupada y a aquellos que en la semana de referencia no trabajaron, ni tenían trabajo, ni buscaron activamente uno, por considerar que no tenían oportunidad para ello, pero tienen interés en trabajar. La suma de todos estos conceptos indica que la necesidad de puestos de trabajo en la economía durante el segundo trimestre fue de 12,352 miles, cifra superior en 258 mil a la reportada en el último trimestre del 2014.

En un entorno como este, será interesante saber que se reportará en el tercer informe de gobierno. La economía no ha podido crecer por arriba de 3.0% de manera sostenida, aún con las reformas aprobadas. La posibilidad de que esto suceda en el corto plazo es mínima y en el mediano y largo plazos, tampoco se anticipa un avance cercano a 4.0%.
Aunque ya lo hemos mencionado en buena cantidad de ocasiones, se debe insistir en que la mejor manera de generar empleos de calidad y mejorar la situación de los hogares e impulsar el mercado interno es la inversión. Es por ello que urgen políticas públicas que la estimulen en el corto plazo. Esperar que las reformas estructurales por si solas aporten al crecimiento simplemente es desaprovechar un tiempo valioso que no tiene las familias para mejorar su situación.
Foto: necesitodetodos.org