¿Es sostenible el dinamismo del consumo?

15.05.2016 21:43
Recientemente la ANTAD dio a conocer su reporte de resultados durante abril, en el que señala que el indicador de ventas totales tuvo un incremento anual en términos nominales de 13.0%, mientras que las ventas a tiendas iguales aumentaron 10.1%, en ambos casos los avances más altos para el mismo mes desde 2011.
 
Evidentemente la evolución del consumo visto a través de estos resultados, indica que el mercado interno del país conserva un dinamismo importante como fuente de crecimiento del PIB.
 
No obstante, las condiciones generarles de la economía parecen no tener una relación directa con este dinamismo. La economía mantiene un ritmo de crecimiento similar al de los últimos 30 años, la inversión total no es suficiente para generar los empleos formales que requiere el país, la precarización del empleo aún se refleja en las condiciones de contratación, e incluso el efecto de la reforma fiscal aprobada en 2014 continúa afectando el ingreso disponible de los hogares.
 
Es cierto que algunos indicadores relacionados muestran un comportamiento favorable, como es la evolución de los trabajadores al IMSS, que según el reporte más reciente indica que al menos al cierre de abril el total de registros sumó 18.237 millones de trabajadores, lo que significó que en los primeros cuatro meses del año se agregaran 353.4 mil más registros. Sin embargo, se debe recordar que aun cuando no hay cifras disponibles, es probable que una parte importante de estos nuevos registros correspondan a personas que ya tenían empleo y solo se integraron al padrón del IMSS, por lo que estos no se pueden considerar como nuevos empleos. Además, aunque la mayor parte del aumento en el total de registros en este lapso se concentró en el número de trabajadores permanentes, es importante señalar que estos últimos fueron 4.8% menores al reporte de los primeros cuatro meses del 2015, mientras que el aumento en los registros eventuales, especialmente en los urbanos, superaron en 4.0% el registro del año pasado. Esto podría estar respondiendo a contrataciones relacionadas con el periodo electoral en diversas ciudades del país durante el 2016.
 
En este entorno, la pregunta en el ámbito de los especialistas es a qué poder atribuirle el origen del dinamismo del consumo en un ambiente y perspectiva de debilidad de la economía en un contexto de inestabilidad mundial. La respuesta no es contundente, pero se podrían considerar algunos factores que pueden tener una incidencia importante en esta situación.
 
Un elemento que al parecer ha tenido influencia en el comportamiento del consumo, ha sido la evolución del indicador general de precios al consumidor, es decir, la tendencia a la baja que ha mostrado la inflación desde principios del 2015, para ubicarse en sus niveles históricamente más bajos, ha contribuido a mejorar el poder adquisitivo del salario. Las cifras indican que de enero del año pasado a abril del presente, el salario real se ha recuperado en 8.3%.
 
Otro factor que parece tener un impacto importante en la evolución del consumo es la entrada de remesas familiares al país, que han beneficiado significativamente a los receptores por el efecto del tipo de cambio. Las cifras del Banco de México muestran  que durante todo el 2015 ingresaron al país por este concepto 24,792 millones de dólares, mientras que el tipo de cambio se depreció 17.6%. Esto propició que al hacer la conversión a pesos, el total de remesas familiares fueran 79,274 millones de pesos superiores a las un año antes, monto que en algún momento se debió haber destinado al consumo. Durante los primeros tres meses del presente año, el flujo de remesas en pesos superó en 26,508 millones de pesos a la cifra del 2015, también en parte por el efecto del tipo de cambio, que se diluirá durante el año si no sufre una devaluación adicional. En ambos casos, son las cifras más altas a lo largo de la serie de remesas que publica el Banco de México desde 1995.
 
Algunas opiniones consideran que el destino de las remesas estaría principalmente concentrado en cubrir necesidades de los hogares con menores ingresos, como pueden ser temas de autoconstrucción, puesto que se infiere que son quienes reciben la mayor proporción de remesas. Sin embargo, al observar los datos de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2014, se puede apreciar que el rubro de ingresos provenientes de otros países, que de acuerdo con el manual del entrevistador de la ENIGH, incluye “el dinero que reciben de Estados Unidos, Canadá o algún otro país porque familiares se los envían”, refleja que la mayor parte se concentra en los hogares con mayor nivel de ingreso, lo que puede explicar en parte el dinamismo de rubros de ventas como vehículos de motor o de productos textiles, bisutería, accesorios de vestir y calzado.
 
Otro factor que puede estar contribuyendo para que el consumo mantenga un comportamiento favorable, es el aumento de la población ocupada del país, lo que evidentemente ha propiciado un incremento de la masa salarial. No obstante , la mayoría de contrataciones se han realizado con sueldos bajos, señal de que la precarización del empleo se mantiene y eso limita un mayor dinamismo del consumo en el mediano y largo plazos. Las cifras del INEGI indican que en el primer trimestre del 2016 la población ocupada total del país superó en 1.7 millones de personas la cifra del mismo periodo del 2015, pero este resultado respondió a un aumento de 3.3 millones de personas con ingresos de hasta dos salarios mínimos, en contra de una disminución de 2.0 millones en el universo de ocupados que perciben más de dos salarios mínimos, además del aumento de 413 mil personas que no reciben ingresos o no están especificados. 
 
Asimismo, es importante resaltar que el presente año inició con un comportamiento desfavorable en materia de ocupación, toda vez que tan solo en los primeros tres meses del año la población ocupada total se redujo en casi 800 mil personas.
Un elemento adicional que puede también estar favoreciendo los indicadores de ventas, es el gasto de partidos políticos relacionados con las campañas electorales del presente año, lo cual se puede ver por las cantidades de despensas y otros incentivos que han quedado al descubierto recientemente. 
 
Evidentemente estos factores han favorecido la evolución del consumo, aunque es importante señalar que han respondido en buena medida a eventos coyunturales, por lo que no es definitivo que se puedan mantener en el mediano y largo plazos.
Por una parte, el efecto del tipo de cambio sobre los precios al consumidor comienza a reflejarse en el rubro de mercancías no alimenticias, que en buena parte ha llevado a la inflación subyacente a superar el indicador general en los últimos dos meses, lo cual es consistente con el pronóstico de los especialistas de que la inflación volverá a niveles superiores a 3.0% con un comportamiento ascendente en los próximos años.
 
Aunque la expectativa indica que el tipo de cambio se mantendrá en niveles superiores a los 17 pesos durante el presente y el siguiente año, es factible que la política migratoria con los Estados Unidos se agudice fuertemente ante el ambiente político que se vive en ese país, lo cual podría afectar los flujos de remesas. Si bien estos se mantendrán en el mediano plazo, es probable que no sean tan cuantiosos como estos últimos años, además de que  el incremento en pesos requeriría devaluaciones adicionales.  
 
En materia de empleo, es fundamental que fluya la inversión para generar más puestos de trabajo mejor pagados. Esta es en realidad la medida más idónea para conservar la dinámica del consumo en el mediano y largo plazos. 
 
Es fundamental seguir trabajando en el fortalecimiento de los factores que estimulen la inversión, el crecimiento, el empleo y la confianza de los hogares y empresas. Esto permitirá establecer bases firmes y no coyunturales para lograr un desempeño de la economía más dinámico y llegar al objetivo de tasas de crecimiento cercanas a 5% de manera sostenida.