Al dejar fuera a Pemex de la 'Ronda 1' se ha quitado al competidor más fuerte para los inversionistas privados
09.07.2015 13:11
La autora es vicecoordinadora del grupo parlamentario del PRD en el Senado de la República.
Tras el anuncio de que Pemex no participaría en la primera licitación de la Ronda Uno, muchas incógnitas quedan abiertas. Esta decisión no es menor y es de carácter grave, ya que podría actuar en perjuicio de las finanzas del Estado, la capacidad de la otrora paraestatal y, en general, de los mexicanos. Pareciera que los únicos beneficiados con esta decisión son, de hecho, los contratistas privados.
Que Pemex no participe en la licitación significa que Pemex no actuará como referente dentro de las ofertas económicas a presentarse el próximo 15 de julio dentro de este proceso de licitación. Pemex hubiera sido un referente de la industria o “benchmark” de la misma, toda vez que tiene una amplísima trayectoria en aguas someras y, particularmente, en la región sureste del país (donde se licitan los campos de la primera licitación).
Al contar Pemex con tal experiencia y recursos, se esperaba que su propuesta económica (la división de ganancias entre partes) fuera generosa para el Estado, pues los costos de producción de Pemex serían altamente competitivos.
Al dejar fuera a la petrolera del Estado se ha quitado al competidor más fuerte para los inversionistas privados quienes, ahora, podrán competir con sus costos de producción más altos, sean estos naturales o sean consecuencia de un acartelamiento entre los mismos inversionistas.
Esta decisión coincide “misteriosamente” con el anuncio de varias petroleras de retirarse de la primera licitación (Glencore, Ecopetrol, etc.), así como con los lacónicos anuncios del secretario de Energía respecto de la licitación, en donde anunciara que si el 50% de los campos se adjudicara el Estado lo consideraría una ganancia.
Una decisión como la de dejar a Pemex fuera de la primera licitación de la Ronda Uno carece de sentido y su motivación deberá ser conocida inmediatamente. Se requerirá de un minucioso análisis sobre la misma y de las consecuencias que esta tenga sobre la licitación para poder ver si, en efecto, ésta se justiciaba o si fue sólo un movimiento de parte de Pemex para beneficiar a los inversionistas.