Bases militares estadounidenses en Latino América
05.07.2016 19:05
En México, después de firmar el tratado de la Iniciativa Mérida, se establecieron tres bases militares no declaradas como tal. Una en mayo de 2011, en San Salvador Chachapa, en el estado de Puebla, acusada por los vecinos de estar disfrazada de academia de policía, pero cerca de la cual se construyó un área residencial, situación que ha sido considerada casi como traición a la patria, puesto que después de modificarse varias leyes, varias hectáreas de propiedades de particulares fueron expropiadas para establecer dicha base. Se suponía que el área destinada había sido reserva ecológica.
El presupuesto otorgado a las fuerzas militares estadounidenses no solo aplica para la compra de equipo, armamento y desarrollo y entrenamiento de las fuerzas militares, también se ocupa en infraestructura.
Lo importante de mencionar es que no solo es infraestructura en el territorio de la Unión Americana, sino también en diferentes puntos del planeta, siendo más de 760 bases militares repartidas de EEUU y la OTAN en muchos países.
Tan solo en América Latina, se cuentan más de 50 bases que coinciden con los países que se han considerado los más corruptos del mundo.
Por ejemplo, hay dos bases en Argentina, ocho bases en Colombia, dos en Costa Rica, tres en Guayana Francesa, tres en Honduras, entre otros.
Las otras se ubican en Chiquimosuelo y Jiquipilas, en el estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala. Ambas con tecnología militar de punta y más de 600 efectivos cada una, que se suman a los más de 14 mil elementos de otras bases del Ejercito Mexicano.
Cabe mencionar, que ninguna de estas instalaciones ha sido declarada como base americana, sino bases mexicanas, sin embargo, se sabe que a estas instalaciones tienen acceso Inteligencia Militar de EEUU, el FBI y otras instancias militares del país vecino.
Se especula que desde el Pentágono se manejan estas instalaciones.
En cuanto a la Iniciativa Merida, en noviembre de 2015 desde el Senado de EEUU los congresistas informaron que se habían gastado 1,300 de los 2,500 millones de dólares destinados a entrenar y equipar efectivos militares, sin resultados a la vista. Esta situación ya se había presentado con anterioridad durante el mandato de Felipe Calderón, razón por la cual, el Congreso Americano había decidido reducir el presupuesto destinado a estas actividades, sin embargo, posteriormente el presidente Obama declaró que ya se tenían observaciones positivas por lo que se volvió a integrar la cantidad reducida.