CDMX: a pensarla de nuevo

21.03.2016 21:36
 
Las condiciones atmosféricas que vivió la Ciudad de México entre el ocho y el 17 de este marzo muestran la necesidad de que pensemos de nuevo a la capital del país, pues todo indica que la actual no sirve.
 
Este año hemos tenido cortes de agua del 28 de enero al 1 de febrero; del ocho al 10 de marzo hubo fuertes vientos que tiraron árboles y anuncios espectaculares pero dejaron un cielo como hace meses no se veía, y enseguida, el exceso de ozono nos regresó 14 años en el tiempo, casi al siglo pasado, a una contingencia ambiental que por dos días “obligó” a que dejaran de circular “miles” de vehículos.
 
Se recordó que existe una Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), de dos años y medio de edad, cuyas funciones aparecen en el portal del gobierno federal aunque como tal no parece tener un sitio electrónico propio (https://www.gob.mx/comisionambiental/que-hacemos), donde se ve que sí ha realizado acciones pero han sido superadas por la Naturaleza.
 
Esta comisión podría ser un embrión de gestión urbana de la realidad que ya somos: aunque estemos en el más apartado rincón de la CDMX, lo que pasa no solo en el valle sino fuera de él nos afecta. Como botón de muestra recordemos que gran parte del agua que usamos viene del sistema Cutzamala, integrado por varias cuencas, una de las cuales, la de Tuxpan, se encuentra en Michoacán.
 
La contingencia mostró, según las autoridades capitalinas, que de Hidalgo no solo se trae barbacoa y pastes, sino también aire contaminado, lo que negaron las autoridades de esa entidad. También que la basura de la CDMX va al estado de México, que cerró las puertas a recibirla aunque con generosidad de partido Morelos, Cuautla en particular, aceptó recibirla.
 
Esos intercambios coexisten con las mercaderías que van y viene entre esas entidades y Puebla, también parte de la megalópolis, sin olvidar los ríos de personas que viajan a diario entre esos estados para trabajar, como puede observarse en Indios Verdes o las centrales del Sur y Oriente.
 
Desde esta perspectiva, fue triste, lamentable y alarmante que los jefes políticos de la CDMX y el estado de México carecieran de visión mega metropolitana, sin entender que esos lazos que unen no se pueden disolver. La pregunta es si se trató de una reacción de dos precandidatos presidenciales o realmente falta esa visión.
 
Creemos que realmente falta esa visión, pero no solo entre los jefes políticos, sino lo más grave, entre los que habitamos esta megalópolis, y sin esta conciencia a nivel ciudadano, no vamos a avanzar.
 
La contingencia de esta semana tiene por lo tanto consecuencias más allá de las ambientales. ¿Cómo se va a redactar la inminente Constitución de la CDMX si no existe conciencia de que sus efectos van a repercutir en todo el valle de México e inclusive más allá? Esta falta de conciencia de megalópolis es donde se debe comenzar a trabajar, pues cualquier medida de otra naturaleza no va a  funcionar si la gente carece de ella.
 
La megalópolis existe, nos pasa desapercibida y es hora de asumirlo pues como quedó de manifiesto esta semana, ignorarla y no cuidarla nos puede costar la vida.