El Revisionismo: legítima defensa

22.11.2015 13:43
Fragmento del discurso pronunciado por Jorge Santa Cruz en el homenaje al fundador del Periodismo Trascendente y Pionero del Revisionismo Histórico en el mundo, Salvador Borrego Escalante. Para leer el discurso completo, dé clic aquí.
 
 
La razón está diseñada para buscar la Verdad. Y ésta se encuentra cuando se revisa la Historia, en especial aquella que es reacia a la investigación profesional y, por lo tanto, honesta.
 
Ser revisionista, lejos de ser un “pecado”, es un deber de todo ser humano comprometido con sus antepasados, con las generaciones presentes y, con las futuras; con su Nación y con su Patria. Ser revisionista denota una clara vocación por la Justicia. No por la venganza.
 
¿Cómo luchar por la verdad contra los dogmas dizque modernos? Aplicando la metodología del Periodismo Trascendente: buscando la Verdad por la Verdad; hurgando entre los acontecimientos que son meras apariencias, “pero no esencias en sí mismas”. 
 
La víctima inmediata de la Mentira, que se reviste sólo de apariencias, es la Verdad. Pero el príncipe de este mundo la impone, porque tiene otros intereses. ¿Cuáles? Digámoslo con claridad:
 
  • Atrofiar nuestra inteligencia.
  • Paralizar nuestra voluntad.
  • Robar nuestra libertad.
  • Apoderarse de nuestro espíritu, para toda la eternidad.
 
Todo periodista, que se precie de serlo, tiene la obligación de revisar las diferentes interpretaciones de los hechos, para llegar a la causa real de los mismos, a fin de proyectar sus posibles consecuencias. Todo auténtico periodista es, pues, revisionista. 
 
Salvador Borrego Escalante es revisionista, porque es periodista. Y es periodista, porque es revisionista.
 
Aquellos que se oponen al revisionismo histórico son, por lo tanto, los que saben que su verdad es mera apariencia, o sea, una vil y vulgar mentira. Por eso, censuran. Por eso, hacen escarnio de los investigadores independientes. Por eso, los meten a la cárcel, con el pretexto de que cometen “delitos de opinión”.
Es cierto. Lo dice el Maestro Borrego en la remembranza de sus cien años: “Ser ‘revisionista’ es azarosa misión. Pero quedarse con la historia oficial es cerrar los ojos a la realidad, ignorar el presente y dejar que el mal avance sin que nada se le oponga.”
 
Todos -o, mejor dicho, casi todos- estamos sujetos a continuas revisiones. Casi todos, excepto una minoría que es dueña del poder político, económico, militar; que acapara los principales medios de comunicación (tradicionales y virtuales), y que manipula toda clase de sectas masónicas y pseudorreligiosas. Ante esa realidad insoslayable, preguntamos:
 
  • ¿Por qué unos cuantos se niegan a ser revisados? ¿Por qué se oponen a un escrutinio académico de lo que ellos mismos llaman Holocausto? 
  • ¿Por qué no demuestran su pretendida “honorabilidad”, dando a conocer la verdad sobre las dos guerras mundiales? 
  • ¿Por qué siguen siendo secretos los archivos alemanes incautados al término de la Segunda Guerra Mundial?
  • ¿Por qué Estados Unidos, Rusia, Cuba e Israel no abren sus archivos sobre el conflicto del 68 en México?
  • ¿Por qué mantienen en secreto las causas del asesinato del presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy? 
  • ¿Por qué los más radicales neoliberales, como Carlos Salinas de Gortari, protegen a los más radicales comunistas, como los Castro Ruz?
  • ¿Por qué producen todos los días tanta basura mediática?
  • ¿Por qué no dicen cuáles son sus objetivos al atentar contra la familia natural, compuesta de papá, mamá e hijos? ¿Por qué han subvertido el orden sexual natural?
  • ¿Por qué quieren legalizar las drogas?
  • ¿Por qué manipulan la información referente al cambio climático?
  • ¿Por qué financian a redes terroristas como Al-Qaeda y el Estado islámico?
  • ¿Por qué no dicen abiertamente qué harán con la humanidad, con sus creencias y tradiciones, cuando tengan el gobierno mundial?
 
¿Cómo ser revisionista, sin ser periodista? Apegándonos a los contenidos éticos y lógicos, es decir, apartándonos de los que son absurdos y contrarios al Bien. Siguiendo siempre la línea del Maestro Borrego, que enriquece nuestra razón y fortalece nuestro espíritu. Asumiendo los riesgos que esto conlleva. El primero de ellos es remar contra la corriente.
 
Por eso es lícito y necesario revisar la Historia, tomando como modelo a Salvador Borrego E. Hacerlo con absoluta convicción, sin buscar la gloria humana a cambio, y permaneciendo fieles a la palabra de Jesucristo Nuestro Señor, con la misma confianza con que lo hace don Salvador. 
 
¿Cómo luchar por la verdad contra los dogmas modernos? ¿Cómo? Penetrando en las apariencias, para buscar la Verdad, porque ella, la Verdad, “nos hará libres”. (Jn. 8-32).