El sacrificio de Excálibur
Habitualmente escribimos sobre cuestiones políticas. Hoy lo haremos sobre la crueldad humana para con los animales. El motivo nos lo da Excálibur, un perrito de 12 años de edad, cuyos dueños murieron de ébola, y que las autoridades españolas mataron por inconsciencia, temor, irresponsabilidad y maldad.
En vano, su dueño pidió que no le privaran de la vida. De manera inútil, 400 mil personas abogaron por él.
Excálibur es uno de tantos amiguitos peludos que son maltratados, vejados, violados, mutilados y muertos, a manos de seres humanos.
Abusar de la fuerza contra seres indefensos es signo de soberbia, desconsideración y odio. Procedamos a explicar por qué:
1. Soberbia: el victimador de animales se asume como dueño de la vida, cual nuevo dios de la postmodernidad. Su falsa divinidad le justificará para hacer lo mismo con sus semejantes, a los que verá como estorbos.
2. Desconsideración: el maltratador y matador es insensible al sufrimiento y al dolor ajeno. Sólo busca satisfacer sus instintos más primitivos.
3. Odio: envidioso en extremo, lo quiere todo, al precio que sea, así sea de sangre y muerte.
De manera lamentable, en México y en el mundo hay millones de Excálibur, que son abusados todos los días en los hogares, en las calles, en los antirrábicos...
Los victimarios se equiparan, sin más, a las autoridades españolas que ordenaron la muerte de un perrito de 12 años que, vivo, bien cuidado, hubiera servido para buscar respuestas a tantas interrogantes como las que abre el ébola.
Nota aclaratoria: quien escribe se desmarca de la postura político-electoral del Partido Verde Ecologista de México, mismo que ha presentado una iniciativa a favor de los animales, en el Senado de la República.
No se deja de reconocer que en el documento presentado hay mucho fondo de razón; sin embargo, también se advierte el oportunismo electoral.
Por cierto: ¿cuando los circos que trabajan en el Distrito Federal se deshagan de sus elefantes, camellos, tigres, caballos, etcétera, quién cuidará de ellos? ¡Vaya problema tan delicado!