Estados Unidos es víctima de su propio odio racial

25.11.2014 08:53

En Estados Unidos, persiste el racismo. La prueba más fehaciente y actual es la de la exoneración del policía blanco de Ferguson, Misouri, Darren Wilson, quien asesino a balazos, el pasado 9 de agosto, al afroamericano desarmado, Michael Brown, el pasado 9 de agosto.

 

El hecho provocó nuevos disturbios en esa localidad. La familia de la víctima, como era de esperarse, mostró su enojo e impotencia: “Estamos profundamente decepcionados por el hecho de que el asesino de nuestro hijo no tenga que responder por las consecuencias de sus actos…”

 

Su llamado a la calma, no impidió nuevos actos de vandalismo. Tampoco, los del presidente Barack Obama, quien fue muy enfático al defender la decisión del Jurado: “somos una nación que se basa en el principio del estado constitucional...”

 

Esa decisión racista del Jurado de Ferguson obedece al mismo patrón ancestral que agrava, día a día, la crisis moral en la sociedad estadounidense, el cual se manifiesta en las agresiones que sufren de manera cotidiana, por ejemplo, los latinos indocumentados, a los que llaman “hispanos”, no sólo de parte de personas de origen anglosajón, sino de sangre afroamericana.

 

En tanto que Estados Unidos no destierre de sus genes el odio racial, seguirá siendo una nación injusta, próxima a la barbarie.