'Exitoso' desmantelamiento de Pemex
04.03.2016 15:34
A la opinión pública mexicana la tienen drogada y sumida en la indiferencia.

Los estrategas neoliberales terminaron de matar a Petróleos Mexicanos en medio de la indiferencia casi generalizada. No hubo protestas. La sociedad se quedó casi impávida, como si lo sucedido fuera un asunto menor.
Este "éxito" no fue producto, sin embargo, del manejo propagandístico del actual gobierno priista. No. El conformismo social se empezó a modelar por lo menos desde que el entonces presidente Salinas de Gortari dividió a Pemex en cuatro divisiones y un centro coordinador, en julio de 1992.
Desde entonces -y con algunos argumentos ciertos y verificables- la propaganda del gobierno federal empezó a machacar en las mentes de los mexicanos que la empresa tenía más trabajadores de los que necesitaba y que la corrupción sindical la estaba carcomiendo.
Para entonces (julio de 1992), el antes todopoderoso cacique sindical Joaquín Hernández Galicia, alias "La Quina", llevaba tres años y medio tras las rejas, merced a un operativo que fue dudoso en su legalidad.
Ocho años después, en las postrimerías del mandato de Ernesto Zedillo, se descubrió que el entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, había recibido más de mil 500 millones de pesos de parte del sindicato de Pemex, para su campaña electoral. Labastida perdió las elecciones del 2 de julio de 2000 frente al panista Vicente Fox, tan neoliberal como sus antecesores De la Madrid, Salinas y Zedillo.
En el 2001, la Procuraduría General de la República procedió penalmente por el presunto desvío de recursos de Pemex al PRI.
Dos años después, en 2003, el entonces Instituto Federal Electoral impuso una multa de mil millones de pesos al PRI y... nada más.
Otro panista, Felipe Calderón Hinojosa, asumió la Presidencia de la República el 1 de diciembre de 2006 y durante su gestión se descubrieron "conflictos de interés" por parte de familia de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, vinculada al negocio de la gasolina. También, de los hijastros de Fox, los hermanos Bribiesca Sahagún, vía la empresa Oceanografía. Nadie ha sido sancionado penalmente hasta la fecha por esos dos asuntos. Esa impunidad golpeó a la opinión pública y la hizo más indiferente.
Cuando Enrique Peña Nieto comenzaba su mandato, concretamente el 26 de febrero de 2013, la Procuraduría General de la República detuvo a la hasta ese momento todo poderosa cacique del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, y la acusó de malversación de fondos.
Un año antes, una película de Carlos Loret de Mola, titulada "De panzazo", había exhibido a "la profesora". Todo indica que esa película fue parte de la estrategia mediática de golpeteo y vulneración contra la chiapaneca.
Tres días antes de la captura de Elba Esther Gordillo Morales, Proceso dio a conocer lo siguiente:
Romero Deschamps da “regalito” a su hijo: un Enzo Ferrari de 2 millones de dólaresMÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El senador y líder del sindicato de trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Romero Deschamps, dio a su hijo José Carlos Romero Durán un costoso automóvil que éste conduce en Miami: se trata nada menos que de un Enzo Ferrari.El vehículo, de edición limitada, tiene un valor de aproximadamente dos millones de dólares (unos 25 millones de pesos). La marca italiana sólo fabricó 399 unidades entre 2002 y 2004.
El vendaval provocado por la caída en desgracia de "la maestra" no impidió que otro, golpeara al senador Romero Deschamps.
Su monolítico poder se cuarteó también luego de la explosión ocurrida el 13 de enero de ese 2012, en el edificio B2, que está detrás de la Torre de Pemex. Casi siete meses después, el 2 de agosto, se dijo oficialmente que la acumulación de gases y un flamazo causaron la muerte de 37 personas, además de decenas de heridos. La figura política de Romero Deschamps, para entonces, se había empequeñecido aún más.
Pronto, vía filtraciones de prensa, la opinión pública supo de los ostentosos viajes del propio líder sindical y de su hija Paulina, quien exhibió, en redes sociales, fotos de sus travesías aéreas, acompañada de sus perros.
El 19 de mayo de 2012, una de las noticias nacionales era la de la crítica hecha por la entonces candidata panista a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, por los derroches del líder petrolero. "¿Ese es el México que queremos que regrese? No, queridas amigas, es el momento de ser valientes como siempre hemos sido", refirió la página de Internet de Grupo Fórmula.
De manera paralela, el gobierno de Peña Nieto agilizaba la muerte de Pemex.
Hoy, la antigua paraestatal es una "empresa productiva del Estado", que está en quiebra y que no podrá competir en las licitaciones de la siguiente ronda: la de aguas profundas.
Esa traición, sin embargo, ha pasado casi inadvertida. Incluso el otrora beligerante López Obrador se mantiene en su zona de comodidad.
¿Por qué? Porque fueron modelando el criterio de la mayoría de manera gradual. Porque la gente se hartó de la corrupción no combatida en Pemex, y de los abusos del sindicato. Y porque la noticia se dio pocos días después de la visita del papa Francisco a nuestro país.
Hoy, Romero Deschamps está calladito. Sabe que el sistema lo puede hundir, como a Elba Esther y por eso maneja el bajo perfil.
Hoy, el tema de los despidos es recurrente. Los corridos se irán en medio de la incertidumbre; no como el Emilio Lozoya Austin, quien se dio vida de jeque mientras estuvo en la dirección general y que se fue bien avituallado.
Hoy, los mexicanos ya sabemos que estamos en riesgo de depender absolutamente de la gasolina importada del extranjero.
Hoy, la propaganda neoliberal exhibe que la conciencia ciudadana y el sentido crítico que le es inherente, están drogadas.