Gracias, Virgen Santísima de Guadalupe
Porque no sólo fundaste una Patria, sino que desde tus apariciones de 1531 has evitado que sus enemigos, la liquden.
Es cierto que la infiltración ha logrado desvirtuar en algunos fieles la verdadera esencia de tan grande festejo, convirtiéndolo sólo, en uno vacío y del todo común (con bebidas alcohólicas y música vulgar.
Pero eso no obsta para que tú sigas intercediendo por nosotros ante tu Divino Hijo.
Señora del Tepeyac: eres testigo, un año más, de cómo millones peregrinaron por ti, cosa que ningún "líder" político ha logrado ni logrará, jamás.
Pon un dique al clero que atenta contra el dogma desde el mismísimo Vaticano, cuyo jefe, Francisco, osa decir -por ejemplo- que Jesús se hizo "un poco idiota" frente a la mujer adúltera.
Impide, Señora, que los políticos liberales, socialistas o hipócritas hagan de México la nación del aborto, del consumo de drogas, de la traición a la familia
Por esa entrega sincera, Santa María de Guadalupe, ¡salva a nuestra Patria y conserva nuestra fe! Presérvanos de la infiltración religiosa y de la corrupción social que pretende hacer de México y América Latina una región de consumistas egoístas, carentes de amor a Cristo y de compromiso nacional.
Lo que persiguen los enemigos de tu Divino Hijo, que son tuyos, también, es la pérdida de millones de almas que son codiciadas por el príncipe de este mundo.