La falta de legitimidad ocasiona vacío de poder

06.07.2016 13:30
La autoridad no sólo se debe asumir sino, sobre todo, se debe merecer.
 
Cuando la autoridad se ejerce con base en el principio universal de la Ética (de hacer el bien y evitar el mal), entonces se legitima.
 
La autoridad legítima del profesor en el aula no sólo le viene del nombramiento oficial; vamos, ni siquiera de haber aprobado las evaluaciones. Es consecuencia de su formación íntegra.
 
La autoridad legítima del gobernante no sólo le viene de haber ganado unas elecciones, o de haber sido nombrado por otro, más poderoso, para ocupar el puesto. No. Es consecuencia de su honestidad, de su especialización, de su nacionalismo y, por supuesto, de su compromiso con la patria.
 
La crisis política, social y educativa que vive México es consecuencia, pues, de la falta de legitimidad de las partes involucradas.
 
Para empezar, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, es un improvisado en la materia. Está en el cargo que tanto dignificó José Vasconcelos no por méritos pedagógicos, sino imposición de su amigo, el presidente Peña Nieto.
 
Por el otro lado, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es una desviación de un sindicato creado por el corporativismo priista, no para mejorar la calidad de la educación en México, sino para controlar políticamente a los docentes y trabajadores de la SEP.
 
Nunca, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, ha sido verdaderamente un gremio magisterial.
 
Los lidercillos a modo lo corrompieron desde el principio.
 
Todo lo anterior explica por qué el conflicto protagonizado por el gobierno federal y la CNTE está lejos de una solución digna.
 
Ninguno de los involucrados tiene autoridad legítima. A ninguno de ellos les importa, en realidad, la población escolar. 
 
Unos y otros sólo ven por conservar sus privilegios y canonjías.
 
A la "autoridad" le da miedo meter al orden a la CNTE, porque se la pasa pensando en la sucesión presidencial del 2018.
 
A la "disidencia magisterial" le vale un comino perjudicar a la sociedad mexicana, porque sabe que en realidad no la representa. Se la pasa desestabilizando al país, porque es la desestabilización la que le da vida. 
 
El problema es que a toda acción, corresponde una reacción. Dicho de otra manera: las consecuencias inmediatas y a mediano plazo, serán devastadoras, a no dudarlo, para la gran mayoría de los mexicanos.La falta de legitimidad ocasiona vacío de poder
 
La autoridad no sólo se debe asumir sino, sobre todo, se debe merecer.
 
Cuando la autoridad se ejerce con base en el principio universal de la Ética (de hacer el bien y evitar el mal), entonces se legitima.
 
La autoridad legítima del profesor en el aula no sólo le viene del nombramiento oficial; vamos, ni siquiera de haber aprobado las evaluaciones. Es consecuencia de su formación íntegra.
 
La autoridad legítima del gobernante no sólo le viene de haber ganado unas elecciones, o de haber sido nombrado por otro, más poderoso, para ocupar el puesto. No. Es consecuencia de su honestidad, de su especialización, de su nacionalismo y, por supuesto, de su compromiso con la patria.
 
La crisis política, social y educativa que vive México es consecuencia, pues, de la falta de legitimidad de las partes involucradas.
 
Para empezar, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, es un improvisado en la materia. Está en el cargo que tanto dignificó José Vasconcelos no por méritos pedagógicos, sino imposición de su amigo, el presidente Peña Nieto.
 
Por el otro lado, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es una desviación de un sindicato creado por el corporativismo priista, no para mejorar la calidad de la educación en México, sino para controlar políticamente a los docentes y trabajadores de la SEP.
 
Nunca, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, ha sido verdaderamente un gremio magisterial.
 
Los lidercillos a modo lo corrompieron desde el principio.
 
Todo lo anterior explica por qué el conflicto protagonizado por el gobierno federal y la CNTE está lejos de una solución digna.
 
Ninguno de los involucrados tiene autoridad legítima. A ninguno de ellos les importa, en realidad, la población escolar. 
 
Unos y otros sólo ven por conservar sus privilegios y canonjías.
 
A la "autoridad" le da miedo meter al orden a la CNTE, porque se la pasa pensando en la sucesión presidencial del 2018.
 
A la "disidencia magisterial" le vale un comino perjudicar a la sociedad mexicana, porque sabe que en realidad no la representa. Se la pasa desestabilizando al país, porque es la desestabilización la que le da vida. 
 
El problema es que a toda acción, corresponde una reacción. Dicho de otra manera: las consecuencias inmediatas y a mediano plazo, serán devastadoras, a no dudarlo, para la gran mayoría de los mexicanos.