La peste revolucionaria
26.09.2015 14:23
Por: @CamdelaFu
La línea que determina la frontera entre dos naciones hermanas se ve hoy tensa. Estirada más de un lado que de otro, pero afectando a las personas que están de por medio de Colombia y Venezuela.
Nicolás Maduro, el Birdman revolucionario, reclama en sus discursos un hecho que no podemos negar: ya han pasado décadas en las que se han desarrollado negocios ilegales en esas zonas fronterizas con Colombia, especialmente de gasolina subsidiada y algunos productos regulados. También es un hecho que por esas zonas se mueven grupos de narcotraficantes, la FARC y movimientos paramilitares.
El discurso de Maduro no quedó en unas cuantas palabras agresivas hacia Santos y Colombia, ya que inmediatamente el presidente tomó medidas drásticas y decidió cerrar la frontera y deportar a cualquier colombiano que se le atravesase a los militares venezolanos en el camino, acusándolos de ser una “plaga paramilitar”.
Es así como, creando un caos internacional en menos de una semana, se deportan y destruyen los hogares de casi mil colombianos que hacían vida en Venezuela desde hace años, sin saber si estos llevaban negocios ilícitos o no, o si realmente eran paramilitares. En sus casas marcaban primero la “R” de revisado y luego de haber sacado a las familias colombianas, separando a padres de hijos, se marcaba una gran “D” en la puerta representando la cruel palabra “demoler”.
Pero, ¿es realmente tan noble la causa del gobierno Chavista? Si los negocios ilícitos en las fronteras colombo-venezolanas han sido ignorados ya por más de diez años e incluso, la misma FARC felicitó públicamente a Maduro de “haber ganado las elecciones presidenciales”. Entonces, ¿por qué el gobierno Chavista saca a flote este tema que no parecía molestarle? ¿Por qué el presidente Maduro decide estas medidas drásticas justo ahora? ¿Será la peste paramilitar la verdadera causa de la desestabilización de la Revolución Bonita?
Cuando el que proclama las palabras agresivas es el mandatario de un desastre de nación, se pone en dudas las intenciones de éste. Caracterizo al país como “desastre” resumiendo algunos de sus muchos problemas que sufren los venezolanos hoy en día:
Venezuela actualmente es de los países más peligrosos de Latinoamérica. Para dar una idea de la situación: por cada fin de semana se suman más de 60 cadáveres apilados uno sobre otro, en una sola morgue de la cosmopolita Caracas, todos por muerte violenta. Es decir, en una sola morgue, por mes, hay más de 200 asesinatos. Es terrible entender cuál podría ser la suma de asesinatos del año en todas las morgues de la ciudad y peor aún, de todo el país.
El sistema judicial no funciona si no es a conveniencia del gobierno. Los delincuentes tienen un vida feliz y próspera, en donde pueden realizar su trabajo en una calle principal alumbrada, con la ayuda de los policías. El narcotráfico es el negocio del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ya investigado por Estados Unidos. Uno de los jueces de la Corte Suprema de Justicia tiene antecedentes de asaltos a mano armada. Como se puede notar, la justicia no es el fuerte del país.
Venezuela hoy tiene la inflación más alta del mundo. El dólar paralelo cambia sus cifras en cuestión de minutos en un mismo día. En este instante, por un dólar negro (porque el oficial es casi imposible de obtener), un venezolano debe de pagar 703 bolívares fuertes. Eso se traduce a que el sueldo mínimo por mes es de 10.5 dólares y que la canasta básica alimentaria sea una utopía. Primero por la escasez que tiene a todos los anaqueles vacíos y después, porque dudo que alguien pueda ahorrarse siete meses y medio de sueldos mínimos para poder pagar una sola canasta básica alimentaria. Ni hablar de la medicina, eso ya son lujos.
En Venezuela se está viviendo, desde hace décadas, una crisis económica, política, y social que se ha ido acentuando con el gobierno de Nicolás Maduro. El reino chavista está tambaleándose, está guindado de un hilo del cual no se pueden soltar porque ya la corrupción está impregnada en sus venas. Están acorralados. La gente ya no se está creyendo el cuento del pajarito.
Además, cuando los estudiantes salimos a la calle el año pasado a protestar, se desenmascaró ante el mundo la dictadura chavista que gobierna Venezuela. Ya no les interesa tener una buena imagen internacionalmente. Lo único que les interesa, es desviar la atención para mantenerse en el poder. ¿Cómo mantener el poder sin el apoyo del pueblo? Pues buscando de alguna forma, cancelar las elecciones parlamentarias planeadas para el 6 de diciembre del presente año. Entonces, a tiempos desesperados, medidas desesperadas.
La distracción es un método recurrente, siendo ya una de las especialidades del menú chavista. Este antes, era parte de los platos principales que se le servían a los venezolanos, pero ahora, se le está sirviendo al mundo entero. Crear un caos internacional es el parche perfecto para tapar todo el desastre que la Revolución Bonita, como la llamaba Chávez, ha causado. También, es el escándalo perfecto para postergar las elecciones que tienen temblando al régimen.
Apuntar el dedo a un culpable de todas las miserias que se están viviendo, ha sido la solución de Maduro. El enemigo imaginario del gobierno ha evolucionado del “Mr. Danger” y “Piti-yankees” que usaba Chávez para Bush y los Estados Unidos a “la peste paramilitar” que hoy usa Maduro para culpar a los vecinos colombianos.
Es de locos entender que lo que está sucediéndole al gobierno en Venezuela se resume en la frase de un cantautor español llamado Ismael Serrano: “el miedo a la fragilidad es tal, que se genera un clima de miedo que es irreal, es una manipulación, y como tenemos miedo, tratamos de buscar un culpable a todo.” (s/a)
Al final, todo el show que está afectando a miles de familias colombianas y venezolanas son burdas técnicas de manipulación para tratar de entorpecer la consciencia de los venezolanos y del mundo. El fin es agarrarse de lo que se pueda para mantener el poder, buscando esconder lo que realmente está ocurriendo en Venezuela: el derrumbe de la Revolución Bonita, resultado de las deficiencias de los mismos revolucionarios. Entonces no queda más que decir que están tapando algo que huele muy mal, una peste, que no es precisamente la peste paramilitar. Porque al final de cuentas si estudiamos cuál es la realidad, es que la Revolución Bonita, es la peste en sí.