Las reformas no atendieron el problema estructural de la economía mexicana
28.06.2015 18:43
Por: José Luis de la Cruz Gallegos. Director General del IDIC.

El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero tiene razón al recomendar a las empresas privadas no financieras los riesgos a los que están expuestas, particularmente por los pasivos en dólares que algunas mantienen. No obstante, se debe considerar que no solo el menor crecimiento económico global, la caída en los ingresos petroleros, la apreciación generalizada del dólares y el aumento en las tasas de interés, son las variables a las que las empresas mexicanas deben estar alerta, un elemento central que no se puede obviar es el crecimiento económico inercial que el país sigue manifestando y que no le permite crecer más allá del 2.5% que en promedio ha exhibido en las últimas tres décadas.
El resultado de abril muestra que la economía mexicana mantiene un comportamiento heterogéneo: un sector primario con tasa de crecimiento superior al resto del aparato productivo, un sector industrial en desaceleración, en particular por la recesión que se vive en la minería, y un sector de los servicios atado a un desempeño inercial, básicamente el atribuible a un mercado interno de 120 millones de personas, cuyas necesidades básicas son el sustento de los resultados positivos que muestran el comercio, el transporte y los servicios de esparcimiento.
Si México quiere alcanzar niveles superiores de crecimiento deberá tener en cuenta no solo las señales externas, también tendrá que fortalecer las capacidades productivas internas (contenido nacional, valor agregado, encadenamientos productivos), que son el motor de crecimiento no atendido en las décadas previas.
Los resultados del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) para el mes de abril revelan un escenario de estancamiento económico para el país. Con un crecimiento del 2.1% frente al 0.4% alcanzado durante el mismo periodo en 2014 , el aparato productivo muestra que persiste la debilidad estructural que lo ha caracterizado durante las últimas tres décadas.
La incapacidad del modelo económico de generar crecimiento superior y sostenible a lo alcanzado, no solo atiende a una delicada coyuntura del escenario internacional, los resultados de la realidad productiva del país de las últimas décadas muestran que el problema estructural del crecimiento fue un aspecto no atendido por el paquete de reformas económicas.
Dichos cambios constitucionales generaron expectativas superiores, en términos de crecimiento económico, que no se están cumpliendo e incluso los pronósticos oficiales no se acercan a dichas proyecciones previas.
Si bien, la promulgación de la Ley para Impulsar el Incremento Sostenido de la Productividad y la Competitividad de la Economía Nacional, tiene al desarrollo industrial como un nuevo elemento central y estratégico para el crecimiento económico, se deben generar reglamentaciones que permitan alcanzar el fomento y los encadenamientos productivos que la industria nacional requiere para incrementar su competitividad.
Particularmente, se tiene que reactivar la inversión en sectores estratégicos para el crecimiento económico.