Lo anticipamos y sucedió: la CNTE intentó provocar al Ejército.
Hace 48 horas advertíamos, en este mismo espacio, que la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) podría intentar un conflicto armado. No pasó mucho tiempo para que los acontecimientos nos dieran la razón.
Integrantes de la belicosa Sección 22 expulsaron a los militares que resguardaban la papelería electoral en cuatro juntas distritales del Instituto Nacional Electoral (INE) en Oaxaca, a saber: la capital del estado, Santa Lucía del Camino, Tlacolula y Miahuatlán.
El periódico Reforma de la Ciudad de México tituló así, su nota principal de hoy: "Repliega la CNTE a... ¡militares!" Tal encabezado refleja -hay qué decirlo- la cruda realidad nuestro país, donde la falta de gobernabilidad hace que el Ejército mexicano tenga que replegarse para no comprometer aún más la precaria situación de las autoridades civiles, sobre todo las federales. (Por lo demás, es manifiesta la sumisión del gobernador oaxaqueño, Gabino Cué, a la Coordinadora)
Gobernantes que no gobiernan permiten que grupos guerrilleros, al estilo de la CNTE, y organizaciones criminales de todo tipo, impongan su ley, en detrimento del legítimo estado de Derecho.
Lo peor de todo es que ningún partido político y ningún candidato, ¡ninguno!, tocó durante la campaña -aunque sea de manera somera- el tema de la ingobernabilidad y, menos, el de cómo resolverla, con apego a la Constitución federal.
La pregunta lógica es: ¿ahora qué sigue?