Marihuana: lana... lana

04.11.2015 19:43
Se vende por todas partes la idea de adeptos a la cannabis que sugieren el consumo legal de marihuana. 
 
Tal como lo sospechábamos, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobó los deseos de un grupúsculo que pidió  amparo para disfrutar de las delicias de la hierba, cultivarla y consumirla.
 
La Corte falló en su dictamen y volvió a fallar en lo poco atinado de, prácticamente, poner a la "juanita" a disposición de cualquiera.
 
Desde que la moral y la ciencia van por caminos distintos podemos observar con horror toda clase de veredictos malignos. Es presumible adivinar que las condiciones en que fue concedido este amparo atípico no serán obedecidas y cada quien se servirá con la cuchara grande, sin hacer caso de que la Cannabis no sea puesta a la venta y no haya por los amparados ningún afán de lucro.
 
Esto que está pasando nos trae a la mente una escena de mediados del siglo pasado:  dos hombres con ojos desorbitados, enrojecidos, la mirada extraviada y la saliva escurriendo por las comisuras de los labios, atacaron y mataron. Estaban fuera de sí, enloquecidos por la marihuana.
¡No es inocua la cannabis!
 
¡Mienten sus defensores! Entre ellos, falsos intelectuales, demasiado liberales.
 
Las pantallas chicas abundan en imágenes de la hierba. Todo el procedimiento para producirla, cosecharla o usarla. Pero... una cosa es la marihuana y otra cosa, sus componentes (dos con propiedades medicinales). El principal es el canabideol. Lo lógico por hacer es montar laboratorios que sepan utilizar las sustancias provechosas para la salud. Es un asunto de salud, no de narco acción.
 
Repetimos: no es de drogadicción, sino de prevención y curación.
 
No se les debe haber olvidado que el ex presidente Calderón permitiera que cada ciudadano pueda poseer y consumir hasta cinco gramos de marihuana.
De hecho, la hierba está semilegalizada. ¿Cuál derecho humano lastimado?
 
El ministro Saldívar da a pensar de su alta investidura. Muestra tener una óptica sesgada de lo que es la cannabis o marihuana. Pareciera ser que es su amigo.
 
El señor ministro de la Primera Sala de la Corte no se ha enterado, tal vez, de que la marihuana cuando la fuman niños y jóvenes, daña su cerebro, porque no está maduro. No está conformado todavía para recibir estas sustancias. Hasta los 25 años tendrá el criterio necesario para decidir lo que le conviene o no a su salud mental.
 
Tenemos que actuar señores ministros para la protección a los que predican lo contrario. Protección y prevención, más que amparos, necesitan nuestra infancia y adolescencia e -inclusive- la adultez joven. Protección (no agresión) es  lo que hace falta imponer  en nuestra legislación. 
 
El ministro Saldívar asegura que los derechos humanos de quienes no disponen de la droga son  lastimados.
 
Preguntamos a la Suprema Corte: ¿por qué a los suicidas se les impide consumar su acto? Privarse de la vida es autocriminalizarse y depositar a un lado lo que son la moral, la teología y el derecho a la vida.
 
Hemos visto cientos de veces cómo la policía invierte horas en convencer a un presunto suicida de que no lo haga. Entonces, su libertad -que tanto defienden los ministros , para decir que pueden hacer lo que se les pegue en gana- ¿dónde queda?
 
Otro caso por analizarse en la defensa de la vida, que es el primer derecho del hombre, es el aborto. Según nuestras defectuosas leyes, las mujeres están capacitadas judicialmente para asesinar a sus hijos en el vientre.
 
La gran promotora del aborto es la ONU y en México, el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, quien soñaba ser secretario general de esa organización que gobierna al mundo.
 
Repasado lo anterior ¿cuáles y dónde están los derechos humanos? Echados a perder por una política poblacional equivocada.
 
Para despedirnos diremos lo que los médicos afirman: que la marihuana actual posee 15 veces más dosis de droga que la del siglo pasado. 
 
Cuatro de cinco ministros votaron a favor de que esa droga, lejos del cumplimiento de las leyes, inunde el mercado por los inconscientes y seducidos lectores de lo que la prensa y las autoridades que yerran, le están señalando.