Mucho tememos que la Reforma Anticorrupción se quedará en circo, maroma y teatro

02.03.2015 11:07

Se dice fácil; pero no lo es. Lo cierto es que la corrupción es el peor de los cánceres que sufre México.

En nota por separado, Periodismo libre informa que, según cálculos del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la opacidad ha crecido en 80 por ciento, en sólo 7 años.

El CCE da otro dato: "En lo que va del siglo, los estados y municipios han recibido más de 355 mil millones de dólares en recursos federales, y un gran  porcentaje de éstos, del enorme excedente petrolero en los años de altos precios, se ha esfumado entre el dispendio, la opacidad y la mala administración."

En cambio, donde debería haber un crecimieno real, en el Producto Interno Bruto (PIB), lo que se registra es un desplome. El periodista Carlos Fernández-Vega, autor de la columna México SA, de La Jornada, publica hoy lo siguiente:

 

Miguel de la Madrid garantizó 5.5 por ciento anual, pero en su sexenio a duras penas libró 0.34; Carlos Salinas de Gortari ofreció 6 por ciento anual, pero sólo concretó 3.9; Ernesto Zedillo aseguró que cuando menos llegaría a 5 por ciento, aunque no pasó de 3.5; Vicente Fox juró y perjuró que sería de 7 por ciento anual, pero de milagro reportó 2.2, y Felipe Calderón prometió 5 por ciento anual y en los hechos milagrosamente promedió 1.8.
 
Si esas promesas se hubieran convertido en realidad, entre 1982 y 2012 la economía mexicana habría crecido a una tasa promedio anual de 5.7 por ciento, pero en ese periodo milagrosamente promedió 2.3 por ciento, dos tantos y medio por debajo de lo ofrecido. Sólo como referencia, del gobierno de Lázaro Cárdenas del Río al de José López Portillo la tasa anual de crecimiento económico en México promedió 6 por ciento, casi tres veces más que en los cinco neoliberales.
 
Llegó el sexto de la temporada, y no tenía por qué ser distinto a sus antecesores en la residencia oficial. Enrique Peña Nieto prometió el oro y el moro, pero en su primer bienio en Los Pinos registró peores resultados (1.8 por ciento) que Felipe Calderón (2.2 por ciento), lo que ya es decir, y eso que oficialmente no hay crisis. En el peor de los casos (versión del ministro del año), sólo volatilidad pasajera.
 
Así están las cosas. Los empresarios tienen razón. Fernández-Vega, también. Lo peor del asunto es que los dueños del poder político, que están coludidos con malos empresarios, son los que tienen el control de las Cámaras. Mucho nos tememos, pues, que la Reforma Anticorrupción sólo quede en circo, maroma y teatro; por la simple razón de los corruptos que no se querrán privar de las tajadas multimillonarias que les reditúa el uso traidor del poder.