Peña Nieto está atrapado entre las dos Casas Blancas
A estas alturas, cuando faltan unos cuantos días para que el presidente Enrique Peña Nieto entregue su tercer informe, bien haría él en cuestionar la eficiencia y lealtad de sus asesores; o la prudencia o imprudencia de algunas de sus decisiones.
Llega a la mitad de su mandato en medio de una crisis de legitimidad por escándalos como el de la Casa Blanca, la de aquí, no la de allá, porque simplemente actuó como juez y parte.
Por lo demás, poco o nada hace para restarle fuerza a un racista peligroso que puede ser el jefe de la Casa Blanca, a partir del 20 de enero de 2016. No. No se trata de que su gobierno se suba abiertamente al cuadrilátero con Donald Trump. No. Hasta el momento es un precandidato presidencial más. Lo que el Presidente de la República debería de hacer es rescatar al campo mexicano, con hechos y no con simples discursos.
Si Trump aborrece a nuestra gente, evitemos que se siga yendo para allá. Así de simple.
El Presidente de México se encuentra atrapado entre las dos Casas Blancas y eso le resta margen de maniobra. Cabe preguntarse, sin embargo: ¿lo quiere? Desea esa amplitud de maniobra?
Porque, de ser así, ya hubiera prescindido del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, quien sólo hace caso a sus ambiciones presidenciales, aunque nuestra economía se siga hundiendo.
Urge cambiar al titular de la SHCP pero, sobre todo, el modelo económico, mismo que ya probó, con creces, que no sirve. ¿Pruebas? Aumento de la pobreza, la caída del dólar, el estancamiento de Pemex, etc., etc., etc.
El Gobierno federal -por lo demás- sigue utilizando la técnica salinista del "quinazo": se ceba sobre la ex cacique magisterial, Elba Esther Gordillo, con el afán de satisfacer las ansias de revancha de una parte de la población, a fin de adormecer la verdadera y constructiva crítica social. Ojo: no decimos que Gordillo sea una santa, pero ¿por qué sólo ella? Lo decimos porque otros muchos como la ex presidenta vitalicia del SNTE, andan sueltos, gozando de la vida.
En fin... el Presidente de la República debe corregir y actuar como lo que es: Jefe de Estado y Jefe de Gobierno.