Pide CEESP prudencia ante el futuro
08.12.2014 22:38
Hasta el momento es el sector externo el que se considera como la principal fuente de crecimiento para nuestro país, sin embargo, también estamos ante una situación de la economía mundial que comienza a complicarse pudiendo inhibir el desempeño de la actividad productiva mexicana.
Aunque la producción manufacturera de los Estados Unidos sigue mejorando, lo que sin duda es un incentivo para que la actividad productiva de nuestro país se fortalezca, también se debe tener en cuenta que este impulso se está concentrando en sectores muy específicos, que si bien tienen una participación relativa importante en la actividad industrial, no es suficiente para hacer que el ritmo de crecimiento económico se acelere en el corto plazo.
Además, el mercado petrolero se está convirtiendo en un factor que puede tener una incidencia negativa en el desempeño de la economía. De continuar la baja los precios internacionales del petróleo, como lo anticipan los expertos internacionales, los ingresos públicos podrían verse afectados a pesar de las coberturas contratadas por la Secretaría de Hacienda y de la depreciación del tipo de cambio. El mercado petrolero se puede convertir en un problema mayor si los precios del crudo se mantienen bajos, ya que esto haría menos atractivo cualquier proyecto de extracción, limitando el beneficio que se espera de la reforma energética e inhibiendo el fortalecimiento de las finanzas del país.
Esto es parte de la razón de que los pronósticos de crecimiento para el 2015 se hayan venido corrigiendo a la baja, aunque refleje un mejor desempeño que en el 2014, lo cual no necesariamente es algo para festejar si se considera que se sigue percibiendo debilidad de la actividad productiva.
En el caso de la actividad interna de México tampoco parece haber señales de un rápido resurgimiento. Si bien el mercado de trabajo formal ha mejorado, las contrataciones se han venido haciendo con salarios bajos, lo cual inhibe un mayor dinamismo del consumo de las familias. Además, la necesidad de empleo es considerable y consistente con un bajo ritmo de crecimiento de la economía. Entre la población desocupada y la subocupadasuman casi 7 millones de personas, que junto con los
aproximadamente 14 millones ocupados en el sector informal, es evidente que se requieren medidas inmediatas para iniciar la corrección de este rezago en el mercado laboral, que nos podría llevar varias décadas aún con una tasa de crecimiento del 5% anual.
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