Política mexicana: de reacomodos y descomposiciones
30.06.2016 23:13
Por: Jorge Esqueda Hernández. (*)
Los días después de las elecciones del cinco de junio sido de fuerte reacomodo político que hasta podría pasar por descomposición. De hecho ese es el peligro si no se actúa pronto y con racionalidad.
La renuncia de Manlio Fabio Beltrones al PRI tras no ganar las nueve gubernaturas en disputa a que se comprometió, es un raro garbanzo de a libra en un país acostumbrado a que sus responsables políticos acepten todo menos renunciar luego de garrafales errores. Por supuesto, el exgobernador de Sonora renunció a la dirigencia de su partido, no a este ni a la política y quien sabe si a sus aspiraciones presidenciales.
Estatutariamente toca a la secretaria general priista Carolina Monroy del Mazo asumir temporalmente ese liderazgo, pero al parecer quiere retenerla inclusive hasta la campaña presidencial de 2018. Para que así sea, mucho tendrá que pensarse si los cambios generacionales se hacen por instrucción y si no se estaría empedrando el camino a la derrota de este partido en esas elecciones.
Otro renunciante fue Agustín Basave a la dirigencia del PRD, por causas sorprendentes: la ingobernabilidad y la crisis financiera del partido, situaciones que no eran desconocidas para nadie desde hace tiempo. La llegada del expriista a la dirigencia perredista fue para superar una crisis más de ingobernabilidad. El PRD es ahora solo su aparato burocrático, y unos cuantos militantes, porque el grueso de ellos parece haberse ido a MORENA, mientras muchos de sus simpatizantes y votantes parecen estar ocupados en otras tareas, como se observó en las elecciones para el Constituyente de la CDMX. Por cierto ¿alguien sabe en qué va ese proceso?
En el PAN su dirigente Ricardo Anaya festejó y con razón, lo que no es claro es que de manera automática esas victorias, algunas en alianza con el PRD, lo legitimen para convertirse en candidato presidencial, menos aún cuando enfrente se encuentra Margarita Zavala, que también quiere es candidatura. Para el PAN sería mortal despilfarrar su capital en una lucha interna, como ya sucedió en 2011-2012, y se está en ascuas sobre si imperará esta vez la ecuanimidad.
La que parece estar en abierta descomposición es la lucha contra la corrupción. Aceptando que la corrupción tiene un origen cultural, pero no solamente, es inentendible como la entrega de declaraciones por triplicado, quintuplicado o decuplicado, vaya a cambiar la cultura y acabar con la corrupción. En abstracto era correcto corresponsabilizar de la corrupción a la iniciativa privada bajo el viejo dicho de que peca tanto el que mata la vaca como el que le detiene la pata, pero responder con la concesión del veto a lo que parecía una cita de amigos –la manifestación empresarial en El Ángel- quizá se haya deseado que se viera como oportuna sensibilidad cuando ante otras situaciones del país se vio como inoportuna insensibilidad.
Algo similar sucedió con el nuevo recorte presupuestal por la salida británica de la Unión Europea, donde la pregunta es ¿por qué de nueva cuenta los rubros sociales son los más afectados? ¿Realmente no había otros de donde cortar?
Y desde luego, donde el reacomodo parece perfilarse a descomposición es en el conflicto con la sección XXI del sindicato de profesores. Hasta ese fatídico cinco de junio la debilidad sindical era clara e inclusive la detención de sus principales líderes sonaba a clavo remachado, pero eso fue hasta el desalojo de Nochixtlán.
Lo único real y cierto en ese desalojo sin duda son los fallecidos del domingo 19 de junio, porque el resto está envuelto en la duda. ¿Por qué llegaría la PF a reprimir un conflicto que tendía a extinguirse por sí solo? ¿Los grupos locales de acción política tentados siempre al cambio por las armas lanzaron su resto para lograr mártires? ¿En verdad los servicios de inteligencia son tan endebles?
Las preguntas son muchas y un movimiento que decaía corre hoy de nuevo vigoroso pero aparentando situaciones que deberían de analizarse y atenderse mejor: muchas comunidades rurales oaxaqueñas apoyan a sus profesores pero el movimiento magisterial sigue focalizado y no es de alcance nacional, pero malas decisiones y acciones le crean simpatías y lo acrecientan. En Chiapas los centros del conflicto son menos que en Oaxaca pero no por ello menos importantes, pero es un hecho que se enraiza la certeza de que la reforma educativa debe de replantearse para atender a los muchos Méxicos que demandan, todos, mejor educación, y no estandarizaciones.
Y en efecto, el único ganador ha sido Andrés Manuel López Obrador, aunque una lectura atenta de los resultados de las elecciones del pasado cinco de este mes y de hace un año, muestran que las cuentas electorales, aún, no le dan para ganar la Presidencia, aunque él sepa, y muy bien, jugar con las apariencias, otra cara de la política.
Una nueva ronda de negociación se abre este lunes 27 y ese camino debería de transitarse.
(*) Periodista
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