Pronto volverán a pedir IVA a alimentos básicos y medicinas

16.02.2016 14:33

El pasado 1 de febrero, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado alertó acerca de los niveles alcanzados por el déficit en cuenta corriente y por los del endeudamiento público.

En su análisis titulado La Reserva Federal mantiene sin cambio sus tasas de interés, el CEESP dio cuenta de lo siguiente:

Por su parte, hasta el tercer trimestre del 2015, el déficit en cuenta corriente representó 2.9% del PIB, lo que significó el porcentaje más alto para el mismo periodo desde 1988. Es probable que rebase el 3.0% del PIB para el 2015. Si bien el origen de este comportamiento se atribuye principalmente al deterioro de la balanza de bienes y servicios como consecuencia de la caída del precio del petróleo y un mayor debilitamiento de la actividad exportadora ante una demanda mundial menor, es importante señalar que el rubro de renta también mantiene una proporción elevada. 
 
En este caso se atribuye especialmente del pago de intereses, que hasta septiembre representó un gasto neto de 16,314 millones de dólares, lo que además de ser el mayor monto para el mismo lapso en la serie que publica el Banco de México desde 1995, representó 1.9% del PIB, porcentaje que fue el más alto desde 1997. 
Pues bien, este martes 16 de febrero, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público confirmó que M éxico colocó bonos de deuda por 2,500 millones de euros .
La dependencia explicó que "se colocaron 1,500 millones de euros de Bonos Globales a 6 años con vencimiento en 2022 y 1,000 millones de euros a 15 años con vencimiento en 2031. Con estas operaciones se captaron recursos por un total de 2,500 millones de euros, aproximadamente 2,800 millones de dólares."
 
Este mismo 16 de febrero, el Banco de México confirmó que sus reservas disminuyeron en 573 millones de dólares, en la semana que concluyó el pasado viernes 12 de febrero, para quedar en un nivel de 174,401 mil millones de dólares.
 
El CEESP, en su reporte del 15 de febrero, apuntó lo siguiente:
 
Además, se debe mencionar que el gasto público sigue reflejando un importante dispendio de recursos a través de una elevada cantidad de programas sistenciales con baja o nula rentabilidad social, que lo único que hacen es contribuir a perpetuar la pobreza. Asimismo, el gasto productivo, el que incide en la creación de empleos y crecimiento, sigue siendo el renglón de ajuste para compensar la ineficiencia en la asignación de los recursos. Es cierto que no todo el gasto corriente es malo ni todo el de inversión es bueno, pero debe haber suficiente capacidad para poder identificarlo.
 
La importancia del gasto público se centra en su eficiencia, es decir, hacer más con menos. Es un factor fundamental en la redistribución del ingreso y en el fortalecimiento del entorno para que todos los agentes económicos puedan desarrollarse constantemente. De ahí la importancia que tiene una revisión exhaustiva de todos los programas de gasto existentes con el objetivo de identificar puntualmente aquellos que representan un gasto innecesario, como ya lo inició la autoridad hacendaria con el intento de presupuesto base cero.
 
Reducir el gasto público es un paso esencial para fortalecer la salud financiera del sector público en el largo plazo, con la posibilidad de recuperar el superávit financiero y reducir las presiones sobre la deuda. El ajuste, que debió iniciarse al año pasado no debe demorarse más, 2016 es el momento preciso para iniciar el proceso, pero de manera general, no solo concentrar el ajuste en PEMEX, también es necesario extenderlo a todo los niveles de gobierno.
 
El caso es que el gobierno federal sigue contratando más deuda, el Banco de México sigue sirviendo a los especuladores y el futuro de los mexicanos está cada vez más comprometido con los acreedores internacionales. Mucho gasto, mucha deuda y poca eficiencia.
 
Y como el gobierno en sus tres órdenes no tiene llenadero, pronto escucharemos que sus peones y alfiles en el Congreso "revivirán" la propuesta de gravar el consumo, por ser el "impuesto más democrático".
 
La cuestión está en que la mayoría de los mexicanos no gana más de tres salarios mínimos. ¿De dónde sacarán para satisfacer a Videgaray y compañía?