Riesgoso, recortar gasto de inversión en Pemex y CFE
El recorte al gasto público, anunciado este viernes, 30 de enero, por el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, era inevitable.
El gobierno federal hubiese querido postergarlo para el segundo semestre del año, después de las elecciones del 7 de junio, pero la caída de los precios del petróleo y la volatilidad financiera, se lo impidieron.
Está bien que se hagan ajustes al gasto corriente (y a los servicios personales). Lo que no está bien es que restrinjan, todavía más, los recursos a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). ¿Por qué? Porque el 40 por ciento de los ingresos de la administración pública provienen, ni más ni menos, que de los ingresos de la empresa petrolera.
Expliquémonos mejor: Pemex y CFE fueron muy debilitadas con la reforma energética y en un futuro cercano, serán puestas a competir con las grandes trasnacionales de la energía. "Nuestras" empresas dispondrán de menos recursos para ser productivas, en tanto que las foráneas vendrán con todo su poderío financiero. Lo que acaba de hacer el gobierno federal es recortar más la estatura de David, antes de que se vuelva a enfrentar a Goliath.
Por lo demás, y con base en la lógica más simple: si Pemex y CFE generan menos recursos, los ingresos del gobierno federal serán menores. Y si los precios del petróleo continúan bajos, el escenario se complicará aún más.
Ante ello, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público podrá optar por mantener "la disciplina fiscal", aumentando impuestos; o por incrementar el déficit fiscal, a costa de endeudar más al país.
Lo extraño es que cualquier lego en economía puede ver lo anterior y que, en cambio, las más altas autoridades del país no puedan hacerlo.