Se cumplieron tres meses, y el país sigue al borde del abismo

26.12.2014 22:21
Se cumplieron tres meses de la tragedia de Iguala, y el caso sigue abierto, es decir, sin resolver.
 
Entendemos y justificamos el dolor de los padres, familiares, amigos y simpatizantes de las víctimas.
 
Lo que no entendemos es el afán de sumir a México en un caos de subversión y miedo.
 
Podrán decir que sólo así forzarán el esclarecimiento de los hechos, y al castigo de los culpables. Nosotros diremos, con base en las lecciones de la historia, que la anarquía nunca se conduce de manera justa. Por el contrario, provoca incontenibles baños de sangre.
 
Los escépticos pueden revisar, por ejemplo, lo que sucedió con la Revolución Francesa, de 1789; o con la revolución bolchevique, de 1917. ¿Qué estamos citando casos muy lejanos, en el tiempo? Bueno, concedamos: revisemos qué pasó en Cuba cuando los Castro tomaron el poder.
 
México está casi postrado. Así lo tienen los neoliberales, al estilo Rotschild y Rockefeller. Una revolución comunista terminaría por acabarlo, debido a que sus pocas reservas se extinguirían, en medio de las matanzas, las violaciones, las persecuciones y el terror.
 
Reflexionemos acerca de nuestra guerra de Independencia: el padre Hidalgo la planteó mal. Tanto que la nación se debilitó al extremo, para beneplácito de los imperialistas del norte, que sólo esperaban el surgimiento de un México débil, para arrebatarle grandes territorios y recursos.
 
¿Y qué pasó con la revolución de 1910? Que dejó un millón de muertos y el país, otra vez, arrasado.
 
La subversión no es el camino. Sí, la organización cívica capaz de presionar en el marco de la paz, a los malos servidores públicos.