Trump, Presidente
El lío comenzó hace tres o cuatro semanas, porque a míster Donald Trump se le ocurrió ser Presidente de los Estados Unidos. Inmediatamente lanzó su candidatura, o digamos que se destapó él solito. Lo malo de míster Trump fue que uso carretadas de insultos para con los mexicanos y, en general, los inmigrantes que van o quieren ir a la Unión Americana.
No hubo provocación alguna para que míster Trump se dejase ir de la lengua y su idea quedó plantaba bien clara: odio, mucho odio a los latinoamericanos.
¿De qué serán culpables? No lo sabemos. No nos lo ha dicho el millonario, pero se sospecha que es dueño de un complejo de inferioridad tan ancho y gordo como él.
Por lo tanto, les dije a ustedes, que míster Trump hizo esto, y aquello, y aquello, sin usar los vocablos que él utilizó; simplemente porque son muy feos, tienen traducción en inglés, pero no los queremos usar y creemos que con esto, usted se dará cuenta de que todas las veces que ha abierto la boca es para injuriarnos.
Pretendemos darles a conocer en este espacio qué clase de individuo (no persona) es el que suspira por elevarse al Capitolio y, desde allí, implantar una dictadura, la dictadura Trump.
Pretendemos cubrir –no con palabras, sino con hechos- lo que este fulano ha venido haciendo, si fuera para bien de USA pasaba, pero es para revolcar en cieno a una república democrática que no ha cruzado ni media palabra con él.
Lo que merece Trump, opinarán ustedes, es que lo manden allá, muy lejos… y en verdad eso les corresponde a los hablantines, por más millones que tengan.
Pero… estamos a 22 de julio de 2015 y la contracarrera de míster Trump ya se desató. Ayer, el sedicente magnate enfocó las baterías contra un senador que se llama Lindsey Graham. Ignoramos cuál es la causa de que lo ataque pero, opinamos, que es una muy mala estrategia usar el lenguaje español –tan hermoso- para hacer lo posible por ensuciarle la cara a un senador de la República que, hasta este momento, no sabemos que haya dicho algo al respecto.
Al senador Lindsey le pedimos que antes de contestarle a este loco, que ya perdió todos los estribos, lo analice, lo sopese y, luego, emita su pensamiento.
Estamos hablando de Trump; que no se vaya a malinterpretar. Porque su verborrea es insoportable. ¡Lástima de ropita!
Hay mucho qué comentar, pero mejor dejemos pasar las cosas y esperemos, con paciencia, a ver hasta dónde las imprudencias de este millonario lo llevan, en la senda abrupta que seleccionó para procurarse un sitio en la Casa Blanca.
Por lo que dijo, lo que hizo y etcétera, etcétera, será mejor que lo dejemos solo con su bilis y con sus chuecos pensamientos.