Vender el voto, no por un plato de lentejas, sino por tres entradas al cine

25.04.2015 15:03
Por: Jorge Santa Cruz.
 
En el Antiguo Testamento (Génesis 25.29), se ejemplifica a los seres humanos que dejan lo más, por lo menos. Eso ocurre en el pasaje que narra cómo Esaú renunció a los privilegios de la primogenitura, a favor de Jacob, a cambio de un plato de lentejas. Ambos eran hijos de Isaac y de Rebeca:
Una vez Jacob había preparado un guiso cuando llegó Esaú del campo, agotado. Dijo Esaú a Jacob: "Oye: dame a probar de lo rojo, de eso rojo, porque estoy agotado." -Por eso se le llamó Edom.- Dijo Jacob: "Véndeme ahora mismo tu primogenitura." Dijo Esaú: "Estoy que me muero. ¿Qué me importa la primogenitura?" Dijo Jacob: "Júramelo ahora mismo." Y él se lo juró, vendiendo su primogenitura a Jacob. Jacob dio pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeño Esaú la primogenitura. 
Hoy, como siempre, los partios políticos siguen recurriendo a las ambiciones temporales vanas e intrascendentes, para ganar adeptos entre los émulos contemporáneos de Esaú, que quieren algo más que un plato de lentejas.
 
Uno de esos partidos, que se ha distinguido a últimas fechas por un despilfarro incontenible, es el Verde Ecologista de México (PVEM), con una campaña masiva de envío de tarjetas de descuento, boletos para entrar al cine y promesas de regalar libros sobre ecología.
 
Su truco es tan viejo, como el que usó Jacob con Esaú. Éste, renunció a su primogenitura a cambio de un plato de lentejas. El Verde ofrece un poco más a los electores: tres entradas para el cine. Y como "premio" adicional, una tarjeta de descuentos y una colección de libros de ecología.
 
El Verde lo hace, porque quiere hacer acopio de votos para seguir manejando millones y millones de pesos a cambio de fastidiar a la nación, avalando todas las "reformas estructurales" que están privando de México a los mexicanos.
 
En el colmo de su descaro, envía los sobornos (tarjetas de descuento, pases para el cine y promesas de colecciones de libros) a ciudadanos, a los que da el tratamiento de simpatizantes. En esto se esconde una gran mentira. La inmensa mayoría de los posibles votantes no simpatiza con el PVEM.
 
¿Que no sólo el Verde incurre en estas prácticas? De acuerdo. ¿Que todos los demás partidos lo hacen? También. Por eso, quien escribe estas líneas, los considera, a todos sin excepción, como delincuencia política organizada.
 
Nada más hay que decir al respecto. ¿O sí?