Vergüenza nacional
Han pasado 20 años de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu y la justicia mexicana sigue paralizada, por un poder que -cínicamente- dejó de ocultarse.
Las versiones oficiales de los dos atentados mortales son inconsistentes; pero para ese poder son suficientes para mantener en las sombras -¡por supuesto!- los móviles de ambos crímenes.
Hoy, el Congreso de la Unión y el Senado de la República están sometidos a ese cínico poder; por ello, sólo son comparsas en la imposición de las reformas estructurales que acabarán de privar a la nación de su soberanía.
Hoy, el político y diplomático mexicano Humberto Hernández Haddad, ex Cónsul General de México, en San Antonio, Texas, publica su libro "Colosio y Ruiz Massieu, 20 años después", en el que revela cómo ese poder maniobró a fin de manipular las investigaciones de ambos homicidios.
Hoy, y no repetimos la palabra para evocar a un alfil de ese poder, Vicente Fox, Hernández Haddad da a conocer más detalles, con base en documentos oficiales, en tanto que quienes tienen la capacidad de esclarecer esos dos crímenes que modificaron el rumbo de nuestro país, están quietecitos, y callladitos, para vergüenza nacional, porque así se ven más bonitos, y porque sus conciencias están coptadas por ese poder, responsable los atentados de Lomas Taurinas, Tijuana, y de la Calle de Lafragua, en el Distrito Federal.