Inversión y consumo: visión de largo plazo

Desde hace ya algún tiempo, el CEESP viene insistiendo en la importancia de la inversión como principal motor del crecimiento. Sus bondades son tales que en el mediano y largo plazo se reflejan claramente en un beneficio para la población, dada su capacidad de generación de empleos de calidad y por lo tanto de un mayor bienestar para los hogares.
 
Sin embargo, las cifras indican que históricamente los niveles de inversión en el país no han llegado a representar el 30% del PIB, que podría ser la cifra que impulsara un ritmo de crecimiento sostenido del país por arriba del 5%. Solo en 1981 la inversión total superó el nivel de 25%, cuando la economía crecía a tasas cercanas a 9.0%.
 
El debilitamiento de la inversión, especialmente de la del sector público, se ha ido convirtiendo en un factor limitante del crecimiento y del bienestar, toda vez que es un detonador de la inversión privada. Según los datos más recientes de Oferta y Demanda publicados por el INEGI, durante el primer trimestre del 2015 la inversión pública representó solo el 3.7% del PIB, porcentaje similar al del mismo trimestre del año pasado, pero inferior en 7 décimas de punto porcentual respecto a la observada el trimestre previo. Además, fue su nivel más bajo desde 1946. 
 
La inversión privada, por su parte, representó el 17% el PIB, porcentaje que si bien fue superior en un punto porcentual respecto al reportado en igual lapso del año pasado, resultó inferior en 9 décimas en comparación con el dato del trimestre previo.
 
Evidentemente el principal motor del crecimiento no está funcionando, por lo que el consumo privado está tomando su lugar. Durante el primer trimestre de este año, este indicador tuvo un crecimiento trimestral de 1.1% y uno anual de 3.5%, en ambos casos mostrando un mejor desempeño que sus resultados previos.
 
En principio, esto parece indicar que la situación de los hogares mejoró en los primeros meses del año. No obstante, la evolución del consumo privado, pese a su mejora, no es lo que requiere el país. Las cifras publicadas relacionadas con este indicador apuntan a una importante precarización del mercado laboral, como consecuencia de la incapacidad que tiene el sector productivo de crear nuevas plazas de trabajo de calidad con los niveles de inversión existentes. 
 
Las cifras del mercado laboral dejan esto al descubierto, toda vez que esta dificultad para crear empleos se reflejó en una disminución de la población ocupada equivalente a 17 mil 734 puestos de trabajo en el primer trimestre. 
 
Las cifras de trabajadores afiliados al IMSS, que es regularmente utilizada como indicador de la evolución del empleo en México, no necesariamente refleja la situación real del entorno laboral, toda vez que únicamente se concentra en el sector formal y refleja la evolución de registros y no necesariamente de nuevos puestos de trabajo.
 
Los datos más recientes indican que el total de trabajadores registrados al IMSS disminuyó en 7 mil 455, respecto al mes previo. 
 
Foto: Banco de México.
 
No obstante, es importante señalar que este resultado refleja básicamente la disminución en los registros de trabajadores eventuales, especialmente del campo, que disminuyeron en 41 mil 805, en tanto que los urbanos mostraron una baja de 3 mil 618. 
 
Si bien es cierto que el comportamiento de los asegurados eventuales del campo es un efecto que estacionalmente se registra en este mes, lo preocupante es que en esta ocasión no hubo la capacidad de crear más empleos permanentes que pudieran compensar la pérdida como en años anteriores, lo cual podría ser indicio de que la generación de este tipo de puestos de trabajo pueda comenzar a moderarse.
 
Es evidente que el consumo privado y la inversión tanto pública como privada, requieren de un estímulo que lleve al país a crecer a un ritmo mucho más alto que el actual. Crear los poco más de 12 millones de puestos de trabajo que requiere el país, revertir los niveles de pobreza, así como mejorar el nivel educativo, de salud, de innovación tecnológica, de seguridad pública, entre otros, requiere de inversión directa.
 
Uno de los principales objetivos para el próximo año debe ser sin duda, hacer mucho más eficiente la inversión pública, de tal manera que la privada tenga un mayor incentivo y seguridad jurídica. 
 
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